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Actualizado: 2 de noviembre de 2025
Tal vez su mayor valer, su más substancial significado no está en ella misma, sino en el acento con que se pronunció, en el gesto fugitivo de que fué acompañada, en el mirar suave y rápido, en un relámpago instantáneo de los ojos, cuando la palabra brotó de los labios. En lo escrito no hay nada de esto.
Satisfecho podía estar el Peregrino si no nublara un tanto los auspicios favorables la diligencia del Sr. Gil de Mesa en comunicarle nuevas de otro género. Habíale mostrado el Ministro Villeroy avisos de Flandes de andar por París el señor de la Pinilla de Aragón, de quien se decía haber tomado 6.000 ducados de oro á cuenta de la vida del fugitivo, yendo en su compañía un fraile y un criado.
Llegó una vez á una Ranchería de infieles con el semblante tan desfigurado, tan falto de fuerzas y pobre de vestido, que por burla preguntaron aquellos infieles á sus compañeros si era el Padre algún esclavo fugitivo de los españoles á quien hubiesen tan malparado á golpes y azotes.
Don Víctor le había seguido de lejos, entre los árboles; había levantado el gatillo de la escopeta sin pensar en ello, por instinto, como en la caza, pero no había apuntado al fugitivo. «Antes quería conocerle». No se contentaba con adivinarle. A pesar de la escasa luz del crepúsculo, cuando aquel hombre estuvo a caballo en la tapia, el dueño del parque ya no pudo dudar.
Y en el cerebro fluctuaban, como restos de un vapor fugitivo, las vagas notas de un canto acompañado de sílabas. ¿Por qué esas músicas pegajosas, que toman posesión del oído y de los labios, insisten en su fastidioso dominio cuando el alma azarada, después de una catástrofe, se desmaya en duelo y tristeza? No se sabe.
En las fachadas del bulevar, por encima de la masa verde de los árboles, el sol fugitivo trazaba una pincelada de oro á lo largo de los tejados. La reconoció con el corazón antes que con los ojos, lo mismo que cuando la había visto de lejos en un carruaje acompañando al oficial. Le causaba extrañeza su capota negra con un largo velo de luto descendiendo por la espalda.
Un campesino fugitivo se refugió en el parque y pudo dar noticias á don Marcelo. Los alemanes se retiraban. Algunas de sus baterías se habían establecido en la orilla del Marne para intentar una nueva resistencia. Y el recién llegado se quedó, sin llamar la atención de los invasores, que días antes fusilaban á la menor sospecha.
El fugitivo, cercado en el dédalo de pasadizos, tropezando con enemigos en todas las revueltas, surgió corriendo por el extremo opuesto y continuó su carrera á lo largo del muelle. La cacería duró breves instantes al desarrollarse en un terreno libre de obstáculos. «¡Un espía!...» La voz, más rápida que las piernas, saltaba á su encuentro.
Vivo en este Auto solo dos mujeres relajadas en persona, que asistidas de cuatro Religiosos de la Compañía y otros cuatro de otras Religiones se puede esperar murieron bien: uno más en estátua, por ausente fugitivo, contumaz e impenitente, pero no reconciliado aun; tres reconciliados en estátua, por haber muerto en las cárceles con señas de cristiandad y dolor y quince penitenciados, que abjuraron de levi por no haber sido convictos, ni confesos en la relapsa.
Volvióse el viajero rápidamente al verle, como para evitar su encuentro, y entróse en el bureau de réception para entregar su tarjeta. Mas el viejo, aligerando el tardo paso y alcanzando al fin al fugitivo, le gritó en castellano: ¡Jacobo! ¡Polaina! ¿Me huyes?... Señal de que traes dinero.
Palabra del Dia
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