Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de julio de 2025
Ella, en ese momento, se inclina sobre la cuna; el claror de la lámpara pone una línea de luz en el perfil de su cara y otro en la finura del cuello; inclinada así, su cuerpo parece más largo y más lánguido.
Sin embargo, el Serranito le clavó un soberbio par cuarteando con finura y limpieza, que sorprendió agradablemente al público: en Madrid no sabían, como en Sevilla, que Baldomero era un chico que daría mucho que hablar. Merluza se pasó una vez y luego colgó un palo cuarteando también.
Diciendo esto, puse mi caballo a galope, y un minuto después llegamos adonde nos aguardaban el eclesiástico y su mozo. Adelantóse el primero con exquisita finura, y quitándose su sombrero de paja me saludó cortésmente.
Cristeta lo apreció todo de una ojeada: amiga... señorita... humilde recuerdo... ¡Cuánta finura y qué poca ostentación! La estanquera se quedó pasmada: el tío tomó las piezas del costurero una por una, pensando con respeto en el hombre que hacía regalo de tres o cuatro o seis libras, de plata. Cristeta se dio a reflexionar en aquello con más calma.
Señora replicó D. José con finura , la puerta de su domicilio está cerrada... herméticamente, muy herméticamente. Pues quiero verle, quiero hablar con él. Yo lo pondré en su conocimiento repuso el corredor de obras, que gustaba de emplear formas burocráticas cuando la ocasión lo pedía. Ea, vámonos, que es tarde dijo impaciente Guillermina . Otro día volveremos.
Una de las manos, prodigio de finura, descansaba en el regazo; la otra pendía fuera de la butaca. El fuego la envolvió también en una mirada larga que prestó á su rostro mayor trasparencia. El conde de Trevia vino silenciosamente á sentarse en la otra butaca y quedó mirándola fijamente. El aya no apartó los ojos de la lumbre. Ya estoy aquí dijo con impaciencia al cabo de un rato de contemplación.
Un chico tan sin segundo, tan extraordinariamente dotado por Dios en talento y finura, no podía degradarse en oficios mecánicos y bajos menesteres. Darle carrera poco lucida habría sido contrariar sus altos destinos. Tenía doña Laura un hermano, que era y es afamado ortopédico de Madrid, hombre que ha labrado una fortuna en su taller.
Se llegó á fortalecer su físico, porque con su habitual finura y modales, logró este caballero el que fuese á misa y que asistiese á varios actos religiosos.
Los circunstantes entonces, con una gran finura, han confirmado que, en efecto, no se me notaba nada el que yo fuese gallego. Y luego no ha faltado nunca alguien que dijese: Si hay gallegos «muy bien». ¡Cuando un gallego sale listo!... ¡Ya lo creo! ha añadido algún otro señor en este momento . Hay gallegos que llegan a ministros y todo. Ahí tiene usted a Besada. Y a Montero Ríos...
Quien más se adelantó en esto fue el propio amo de la casa, el señor don Alvaro Roldan, que era muy tentado de la risa. En varias ocasiones, hallando a Juanita sola, la requebró con más fervor que chiste y finura, y Juanita, que veía en aquel caballero sujeto a propósito para descargar su mal humor, le respondía siempre con feroz desabrimiento o con sangrienta burla.
Palabra del Dia
Otros Mirando