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Actualizado: 11 de junio de 2025
Fortaleza federal de primer órden, Rastadt es en la hermosa llanura del Rin un puesto avanzado en prevision de los ataques de Francia; pero el buen sentido hace comprender á los Alemanes que en realidad sus fortalezas sirven mas contra ellos que contra el enemigo. En 1848 el pueblo se insurreccionó en Rastadt y atacó á la guarnicion en la fortaleza.
Y yo le preguntaría qué sacó de ir por los montes y por las calles de Cádiz disparando tiros por su República Federal y su don Fernando. Si mi padre no le hubiese apreciado por su sencillez y hombría de bien, seguramente que habría muerto de hambre, y tú, en vez de ser un señorito, estarías cavando en las viñas.
Si se suman los millones, tal vez no quepan en la Tesorería Federal. Y lo más gracioso es que los que escriben esto piensan al mismo tiempo: «¿Dónde demonios estará la puerta de la oficina en la que se hacen tales compras?... ¿Quién será el encargado de recibir á los que desean venderse?...»
Al pasar junto á una puerta oyó ronquidos. El alemán, deseoso de amoldarse en todo á las costumbres del país, dormía la siesta. El mestizo salió al patio grande, deteniéndose frente á la jaula del centro, rodeada de arbustos con flores enormes, rojas y de cinco puntas, llamadas «estrella federal». Allí estaba la célebre bestia: una especie de mochuelo diminuto, de pico breve y encorvado.
En 1832 se decretó la separacion, que se consumó al año siguiente, y desde entónces el Estado está dividido en dos medio-cantones que tienen sus constituciones separadas y gobierno independiente, representados por mitad en la Dieta federal. Allí no hay culto oficial, no existe privilegio ninguno, y la libertad individual es tan completa como la igualdad política y social.
Naturalmente, los locales exageraban la nota, recargaban el cuadro; sus títulos acostumbraban ser por este estilo: El Vigilante Federal, órgano de la democracia republicana federal-unionista; El Representante de la Juventud Democrática; El Faro Salvador del Pueblo Libre.
Entretanto, el que atribuya al gabinete de Buenos Aires propósitos anexionistas, se engaña por completo. En primer lugar, nuestro sistema federal no permite sino incorporaciones de Estados federativos, y en segundo término, la política argentina tiene por base inmutable el respeto a la voluntad popular. Jamás, por la violencia, se aumentará en un palmo el territorio argentino.
La Mariposa hablaba de su nieto a todo el barrio, augurando que algún día le verían entre los mandones; el Mosco reconocía en Isidro un talento que se aproximaba al de sus grandes ídolos; el señor Manolo el Federal lamentábase, a sus espaldas, de que un muchacho de tanto mérito no se inscribiese en el censo del partido.
Pero poco a poco comprende que hay allí intención preconcebida, y cuando llega a los capítulos sobre Colombia, se encuentra insensiblemente engolfado en un análisis sutil de aquella constitución, que, según el dicho de Castelar, «ha realizado todos los milagros del individualismo moderno». Entonces se refriega los ojos, vuelve a leer, y con asombro halla que el autor critica y critica con fuerza el régimen federal de gobierno.
La tercera fué la época federal y de independencia, inaugurada por Guillermo Tell y los cantones de Urí, Schwyz y Unterwalden, coligados para sacudir la dominacion de los Habsbourg representada por el odioso Gessler. En la primera época falta todo lazo de union entre las tribus.
Palabra del Dia
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