Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de junio de 2025


El pueblo que quiere extender demasiado sus fronteras, suele verse mas estrechado de lo que exigen las naturales; el conquistador que se empeña en acumular coronas sobre su cabeza, acaba por perderlas todas; quien no se satisface con el dominio de vastos imperios, va á consumirse en una roca solitaria en la inmensidad del Océano.

Lo presenté a cinco o seis jóvenes extremadamente ricas, se las traje en una bandeja, de modo que no tenía más que extender la mano. ¿Pero qué hizo? Supongo que todavía te acuerdas del ataque que tuve cuando, hace cuatro años, nos trajo a Marta, ¡a esa pobre y enfermiza criatura! Todos mis achaques vienen de allí. ¡Pero, Enriqueta!

Al mediodía, mi madre me hacía subir al desván y me alzaba en sus brazos para que mi desgraciado padre pudiera verme, haciéndome extender mis manecitas hacia las rejas de la prisión, y devorándome después a besos.

Una vez saneados estos grandes espacios, no dudo que por ellos se ha de extender la población de Nieva a orillas del hermoso canal, que se verá surcado constantemente por toda clase de embarcaciones. La moderna villa fundada en una planicie tan dilatada tendrá seguramente sus calles trazadas a cordel como las de las ciudades americanas y magníficos muelles.

Al fin, tras un desesperado esfuerzo de voluntad, pudo decir a media voz: «Mis hijos..., la marquesa...». Y calló para siempre. Médico y aprendiz observaron con la atención y la frialdad de la ciencia aquel caso de tránsito, y después se fueron a extender el parte. Acercose a ellos el Director, manifestándoles con más lástima que alarma la presencia en la casa de una hija del muerto.

Antes de extender la tienda de campaña, bebe un trago de aguardiente, y cuelga con cuidado a la parte de afuera una tabla, y de ella pendiente una bota inutilizada; cualquiera al verla creería que quiere decir: aquí se estropean botas.

A la gracia y sólo a la gracia debía el vivir pura todavía; abandonada a misma, Ana se confesaba que sucumbiría; si el Señor aflojara la mano un momento, don Álvaro podría extender la suya y tomar su presa. Por todo lo cual no quería ni verle. Pero, sin querer, pensaba en él.

Las mujeres que hacían la limpieza por las mañanas le obligaban á refugiarse en el despacho con sus terrestres escobazos. No le era permitido formular observaciones, no podía extender un brazo galoneado, lo mismo que cuando reñía á la grumetería descalza y despechugada, exigiendo que la cubierta quedase limpia como un salón. Se sentía empequeñecido, exonerado.

Bien, prendámosle en el cuarto del príncipe. ¡Señor! exclamó completamente desconcertado por aquella salida del rey, Lerma. , , volvámosle su oficio al ayuda de cámara del príncipe don Felipe. Pues cabalmente eso es lo que el duque desea. Pues porque lo desea, y para que nos deje en paz, concedámoselo; mandad extender la provisión y traédmela al momento al despacho. Lerma desconocía al rey.

Uno de los arbitrios, de que mas se valieron los misioneros para acreditarse entre sus neófitos, era el egercicio de la medicina. La primer prueba que daban de su habilidad en esta parte, bastaba á cimentar su crédito, y á extender su influjo mas allá de lo que podian esperarlo de sus exhortaciones.

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando