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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Para lograr este dulce desenlace apelaba a los medios que los galanes han usado siempre en tales casos; los mismos que Ovidio recomendaba en su arte amatoria. Solía llevarle regalitos de poco valor, un abanico, un dedal, peinetas para el cabello, etc. La niña los aceptaba con regocijo y gratitud. Cierto día el experto seductor quiso dar un avance.
La posibilidad del nuevo matrimonio mencionado por ella evocó en su memoria el objeto del viaje realizado por Desnoyers. No habían tenido tiempo para escribirse durante la corta separación. ¿Conseguiste dinero? Con la alegría de verte he olvidado tantas cosas... El habló adoptando el aire de un hombre experto en negocios. Traía menos de lo que esperaba.
En el caso de La sima, la docilidad de Ramona raya en tontería y en poco verosímil debilidad de carácter; pero menos verosímil es aún que D. Felipe, padre de ella, que debía de ser muy experto en crematística, no prevea la ruina de su yerno, y, por consiguiente, de su hija, y no procure evitarla. La única que lo procura es la madre, y la madre muere de un sofocón.
Experto en la administración de estos bienes enormes, sabía que un reparto entre los herederos iba á duplicar los gastos sin aumentar los productos.
Es guapa de veras esta chica pensaba el hombre maduro y experto . Sobre todo, tiene su tez la pelusa de los albérchigos cuando no les han tocado y cuelgan aún en la rama. Ese diablo de Colmenar parece que adivina todas las cosas... otro me hubiera dado los millones con alguna virgen y mártir de cuarenta años.... Pero esto es miel sobre hojuelas, como suele decirse.
Se movía en el puente imaginándose que estaba arrostrando una gran tormenta; examinaba los instrumentos náuticos con una gravedad de experto conocedor; corría todos los departamentos habitables del buque, bajaba á las bodegas, que se aireaban, abiertas, en espera de carga, y finalmente se metía en el bote de servicio, desamarrándolo de la escala, para remar unas horas con más satisfacción que en los ligeros yoles del Club de Regatas.
Nunca había reunido el Emperador una flota tan imponente. Era en Octubre. El experto Doria ponía mal gesto. Para él no existían en el Mediterráneo otros puertos seguros que «Junio, Julio, Agosto... y Mahón». El Emperador se había retrasado demasiado en el Tirol e Italia. El papa Paulo III, al salir a su encuentro en Luca, le había profetizado desgracias por lo avanzado de la estación.
Los tres contemplaron en silencio el retrato: Alonso, con lástima; Relimpio, con la curiosidad mundana del que se cree experto en cosas femeninas; Isidora, con doloroso pasmo en toda su alma, el cual crecía, dándole tantas congojas, que retiró su vista del cuadro y se apartó de allí para no dar a conocer lo que sentía. Ninguno de los presentes conocía el secreto de su vida.
El hombre de confianza, el militar experto, el valiente soldado, el inteligente y decidido patriota que Miranda colocó en el mando de Puerto-Cabello, aquel que habia merecido este cargo delicado y de cuya aptitud para el desempeño no podia dudarse un solo instante, no era otro que el coronel Simon Bolívar, á quien el Generalísimo consideraba como el oficial mas activo y de mas vasta instruccion de todo su ejército.
Palabra del Dia
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