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Actualizado: 10 de junio de 2025


Lo repitió mentalmente varias veces: nada le importaba. No eran amantes ni existía entre ellos un afecto profundo. ¡Pero el hijo!... Se acordó de la escena de la mañana, con sus gemidos y sus lágrimas. Y la madre estaba allí, entregada por completo á la voluptuosidad del azar, insensible á todo lo que no fuese su torpe afición.

Se acordaban de que existía el mundo, de que no estaban solos en el planeta, y había una vida más allá de la oceánica extensión, con la que iban a ponerse de nuevo en contacto. Los hombres se apartaban de las señoras, a las que habían cortejado hasta entonces. Ceñudos y preocupados, buscaban un rincón y mordían el cabo del palillero ante el pliego virgen, no sabiendo cómo reanudar sus ideas.

Las ocupaciones de su vida vertiginosa, los continuos viajes, no le permitían con su mujer más que pasajeras y rápidas intimidades. Pero para él no existía otra mujer en el mundo, y era ciego y sordo ante muchas seducciones que le asediaban, atraídas por su opulencia.

Era evidente que existía alguna razón muy poderosa para tratar de impedir que el secreto viniera a mis manos; pero su creencia de que la bolsita ya estaba en mi poder destruía mi sospecha de que este misterioso hombre estaba ligado a la muerte extraña de Burton Blair. Créame, señor Dawson le dije, con la mayor calma, no abrigo temor alguno del resultado de la bondadosa generosidad de mi amigo.

De allí, , de allí venían aquellos lamentos que trastornaban el alma de la Delfina, produciéndole un dolor, una efusión de piedad que a nada pueden compararse. Todo lo que en ella existía de presunción materna, toda la ternura que los éxtasis de madre soñadora habían ido acumulando en su alma se hicieron fuerza activa para responder al miiiii subterráneo con otro miiii dicho a su manera.

El ser que podía consolarme existía: no habría tenido otra cosa que hacer que ir en su busca, que abrirle mi corazón. Quizás habría sido aún tiempo. O quizás no: ya era demasiado tarde... ¡Demasiado tarde! ¿Sabe usted lo que estas palabras significan?... Un impulso de soberbia me detuvo. ¿Habría yo de suplicar?

Viardot afirma, en sus estudios sobre España, que el sepulcro del Comendador existía en el último siglo en Sevilla; pero se deduce de las últimas palabras de la comedia que fué trasladado á San Francisco de Madrid mucho tiempo antes. Este mismo escritor francés indica que la familia de los Tenorios existe todavía en Sevilla.

La veía sin ropas, con toda la majestad de su desnudez marfileña, tal como iba danzando ó saltando de un lado á otro del viejo salón. ¡Y este cuerpo moldeado por la Naturaleza en un momento de entusiasmo ya no existía!... ¡Sólo era un amasijo de carnes líquidas y pestilentes jugos!...

En su imprevisión estratégica olvidaban que del otro lado, al extremo del callejón del Sol, existía un portillo, un lado débil, sobre el cual debería cargar el empuje del ataque. No estaba la generala en jefe para tales cálculos: cegada por la rabia, Amparo no pensaba sino en atravesar otra vez la misma puerta por donde la habían expulsado ¡oh rubor! cuatro soldados y un cabo.

A poco de volver el Conde a Madrid y después del duelo, nos entró a todos mucho terror de que el Conde llegase a entender que existía V. y quién V. era; y el Marqués, no bien se restableció de la herida, la sacó a V. de mi casa con harto dolor nuestro y mayor aún de la Condesa, y puso a V. en casa de una señora de situación algo equívoca.

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