Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de junio de 2025


A los del Saloncillo les iba muchísimo en ello. Verdad que se vieron defraudados, pues el nuevo alcalde no quiso de ningún modo poner al aire los cimientos de las casas de sus enemigos, como había hecho Maza, ni cometer otra porción de tropelías que le exigían.

El tío Goro aparecía siempre solo. El joven le ayudaba con solicitud en todos los menesteres que el ganado y el cuidado de su campo exigían, procurando captarse su afecto, pero no osaba preguntarle por ella. Poco á poco el deseo de verla se fué convirtiendo en anhelo, luego en afán irresistible. No sabía lo que le pasaba; ni tenía aliento para trabajar ni para divertirse en las romerías.

Observando con atención sus relaciones con Fernanda, percibió en ellas un dejo de frialdad que no venía ciertamente de la rica heredera. Conoció que el conde se engañaba a mismo haciendo esfuerzos por quedar enamorado, y aún más por aparecerlo. Tomaba sus amores como una obligación honrosa que le exigían sus años y posición.

Sus barruntos tuvo éste de que el hermano lego no era tan pobre de solemnidad como las reglas de su instituto lo exigían; y dióse tal maña, que el padre Carapulcra llegó a confesarle en confianza que, realmente, tenía algunos maravedíes en lugar seguro.

Los comisionados mandados alli por Murat que le exigian obediencia al nuevo monarca, y la presencia de un buque de guerra inglés en las costas, le envolvieron en una inmensa perplejidad.

Unos verdaderos sibaritas los tales viñadores; ¿y aún se quejaban y exigían reformas amenazando con la huelga?... En el Caballista, los que eran propietarios de las viñas mostrábanse enternecidos por repentina piedad, y hablaban de los gañanes de los cortijos. ¡Aquellos pobrecitos que eran merecedores de mejor suerte!

Cada cincuenta pasos deteníase la sagrada plataforma. No había prisa; la jornada era larga. En muchas casas exigían que se detuviese la Virgen para verla con detención. Todo tabernero pedía igualmente un descanso a la puerta del establecimiento, alegando sus derechos de vecino del barrio. Un hombre atravesaba la calle dirigiéndose a los encapuchados de los bastones que iban ante el «paso».

Don Álvaro, que sabía presentarse como un personaje de novela sentimental e idealista, cuando lo exigían las circunstancias, era en lo que llamaba El Lábaro el santuario de la conciencia, un cínico sistemático. En general envidiaba a los curas con quienes confesaban sus queridas y los temía.

Muchos dramas de esta clase, así por sus escenas de magia, cuanto por sus continuos cambios de decoración, y por la música, que las acompañaba, á propósito para cautivar los sentidos, exigían gran lujo escénico, y aprovechaban cuidadosamente con este objeto los elementos de la antigua mitología; con igual frecuencia empleaban las tradiciones de la Edad Media, los libros de caballerías y la poesía épica italiana.

Era de observarse en aquel momento la cara de mi viejo camarada; la cómica solemnidad que se esforzaba por mantener le daba un aire mefistofélico. Mi tío lo miraba sin comprenderlo, pero era bastante suspicaz para explicarse que don Benito no estaba tan desolado como lo exigían las circunstancias. Yo estaba esperando la palabra burlona del viejo solterón y no se hizo esperar.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando