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Actualizado: 16 de junio de 2025
Pero lo que tenía en más estima, y por esto no lo sacaba sino en ciertos días, era su colección de etiquetas, pedacitos de papel verde, recortados de los paquetes inservibles, y que tenían el famoso escudo inglés, con la jarretiera, el leopardo y el unicornio.
Tía y sobrino tenían sobre esto altercados muy vivos... «¡Como si fuera un crimen idear cualquier clase de píldoras, cápsulas o grajeas, y allá te va un nombre!...». «Cápsulas hipoquitropíticas vegetales... o animales, lo mismo da... del Doctor Rubín... infalibles... contra cualquier cosa... contra la tisis... o el moquillo de los perros... Lo que importa es descubrir algo y plantarle unas etiquetas muy chillonas con tu retrato... Eres un mandria.
No habrá entonces dinero, ni Banco, ni Bolsa; no habrá más que servicios mutuos, toma y daca. Que yo necesito un jamón, el comestible A o el comestible B: me voy a la tienda, y me encuentro que el tendero necesita etiquetas, anuncios. Pues ahí va, y venga. El sastre hará pantalones al zapatero, y el zapatero le hará zapatos al sastre. Es un organismo sencillísimo, brutos.
Un poco atenuó también donna Olimpia lo sobrado servil de algunas etiquetas o ceremonias de aquel ambulante palacio, impidiendo que en lo sucesivo se pusiesen todos de rodillas, besasen la tierra y prorrumpiesen en jaculatorias o breves y fervorosas oraciones, no sólo cuando aparecía el Negus, sino cuando cualquier rumor, como suspiro, tos o estornudo, indicaba su cercanía.
En cuanto se casen mis hijas, en vez de pasar el verano en Sarrió, donde se guardan las mismas etiquetas que en Lancia, me iré a Rodillero a respirar aire fresco y a pescar robalizas. Atiende, Micaela, no seas tan viva, mujer... Comprende que a tu marido no le han de gustar esas genialidades; querrá que le contestes con razones...
Bien los conozco por el color de las etiquetas... ¡Cómo me entretiene este trabajito! Aquí me estaría todo el santo día... MÁXIMO. No mando todavía: suplico. ELECTRA. ¡Oh, sí...! MÁXIMO. Ayer aprendiste a pesar en la balanza de precisión. Sí, sí... dame, déjame. MÁXIMO. Aluminio. Se parece a ti. Pesa poco... ELECTRA. ¿Que peso poco? MÁXIMO. Pero es muy tenaz.
La pasion dominante en las parisienses de mediano y alto coturno, consiste ... ¿en qué dirá el lector? Consiste en alzarse muellemente el traje aunque no haya lodo. Sin duda es un golpe de estado, aplicado á grandes razones de etiquetas. Otra particularidad más curiosa hemos descubierto tambien.
Los fué abriendo el contratista, y quedaron visibles docenas de frascos de esencias y de cajas de jabón, así como otros artículos de tocador; todo el encargo enorme hecho á Buenos Aires, que parecía acariciar los ojos con el brillo de sus botellitas de cristal tallado, de sus estuches con forros de seda y pieles finas, de sus etiquetas de oro, al mismo tiempo que cosquilleaban el olfato unos perfumes de jardín sobrenatural.
¿Qué tengo de manchar? le respondí, mordiéndome los labios. No importa; te daré una chaqueta mía; siento que no haya para todos. No hay necesidad. ¡Oh, sí, sí! ¡mi chaqueta! Toma, mírala; un poco ancha te vendrá. Pero, Braulio,.. ¡No hay remedio, no te andes con etiquetas!
No importa, te daré una chaqueta mía; siento que no haya para todos. No hay necesidad. Oh! sí, sí, ¡mi chaqueta! Toma, mírala: un poco ancha te vendrá. Pero, Braulio.... No hay remedio; no te andes con etiquetas.
Palabra del Dia
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