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Estamos en un período de gran florecimiento. ¿Cómo puede encontrarse en decadencia un país que produce grandes hombres bastantes para emplear a cien escultores diarios? Pero luego me asaltó la idea de que, si España dejase de producir grandes hombres repentinamente, esos cien escultores no iban a morirse de hambre.

Este deseo anhelante de escrupulosidad que apruebo en principio ha engendrado la necesidad de buscar modelo para todo lo que se está ejecutando. Los pintores no dan una pincelada ni los escultores ponen los dedos sobre el barro sin tener el modelo delante. A su ejemplo, los novelistas modernos llevan en el bolsillo una cartera para apuntar cuanto ven y oyen.

Edwin se fijó en que esta ave extraordinaria tenía las formas fantásticas de los dragones alados que imaginaron los escultores de la Edad Media al labrar los capiteles y gárgolas de las catedrales. Su cuerpo estaba revestido de escamas metálicas y tenía en su parte delantera una cabeza de monstruo quimérico, con dos globos de faro á guisa de ojos.

Es la estatura de Su Excelencia la que llevamos dicha, de donde colegirán todos nuestros pintores y escultores, que su cuerpo podia tener unos cincuenta mil piés de rey de circunferencia, porque es muy bien proporcionado.

Se hará una Historia nueva, en que no figuren más que los que han inventado una máquina o perfeccionado la herramienta A o B. Esos , esos que tendrán estatuas. ¿Y quién... va a hacer las estatuas? preguntó con gran viveza de pensamiento Mariano. Toma dijo Bou, reponiéndose después de desconcertarse un poco , los escultores.

Tal vez Nerón, si volviese a reinar en el día en una nación culta de Europa, sería un rey constitucional afabilísimo, algo enamorado y amigo de divertirse, pero muy generoso protector de las ciencias y de las artes; tendría a su lado a algún compositor de óperas como Wagner, a alguna excelente bailarina como Lola Montes, y a un brillante séquito de arquitectos, escultores, pintores, poetas, literatos y sabios.

Cuna de ellos y madre, y fecunda, ha sido siempre Sevilla, no escaseando tampoco los pintores y los escultores, y llegando a poseer glorias tan esclarecidas como Herrera, que en tiempos de Cervantes vivía, y Velázquez y Murillo, que después vinieron, con otros muchos, que de han dejado imperecedera fama.

Antes sólo había trabajo en España para una media docena de escultores. Ahora trabajamos constantemente cerca de un centenar. Yo me acordé entonces del Sr. Salaverría y de sus imprecaciones contra el pesimismo. Indudablemente me dije el Sr. Salaverría tiene razón.

Era esa la condición del cuerpo de Josefina semejante a la de la cola que los escultores usan para vaciar sus estatuas, que recibe toda forma que se le quiera imprimir. Josefina entraba dócil en los moldes impuestos por la moda, sin rebelarse ni protestar jamás. Tenía su físico algo de impersonal, una neutralidad que le permitía variar de peinado y de adorno sin mudar de tipo.

Habrá escultores que harán las estatuas de los obreros célebres, de los padres de la patria, y se les pagará con comestibles, mano de obra... Parece que eres tonto... Ahora, si quieres ser célebre inventando la dirección de los globos, o cosa así, entonces nada te digo. Por ahí, por ahí... Pero no envidies a los personajes del día, a esas sanguijuelas del pueblo.