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Actualizado: 19 de junio de 2025
12 Porque el que se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado. 13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el Reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar. 14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! 15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!
Al enterarse de tales cosas, el arcipreste se amorataba de furor. ¡Fariseos, escribas! rebufaba . ¡Y luego nos llamarán a nosotros hipócritas! ¡Miren ustedes qué recato, qué decoro y qué vergüenza les ha entrado a los incircuncisos de Cebre! Como si el que más y el que menos de ese atajo de tunantes no tuviese hechos méritos para ir a presidio... y al palo, sí señor, ¡al palo!
Tu recuerdo es para mí algo muy grato en medio de esta aridez de Madrid. Y por eso, yo cada día te escribo más, aunque sea poquito, y deseo que tú me escribas.
»Con motivo tan poderoso y la promesa formal de ser más diligente para escribirte en lo sucesivo, termino aquí esta carta ofreciéndote su extensión y las franquezas de que va henchida, como ejemplos que estás obligada a imitar cuando me contestes; sobre todo el de la franqueza. Con ella y el acopio que habrá en casa, ¿qué mejor novela para mí que la carta que me escribas?
Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el Templo, y no me prendisteis. 56 Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos huyeron, dejándole. 57 Y ellos, prendido Jesús, le llevaron a Caifás sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban juntos.
Sí... tú conoces personalmente al cura de San * y designóle una de las más aristocráticas parroquias de París. ¿El padre D *? Seguramente, es mi confesor. Si no me engaño, ¿es superior de las Carmelitas de la calle d'Enfer? Sí. Te suplico que le escribas dos renglones recomendándome a su amabilidad: deseo ponerme al habla con él.
2 Y murmuraban los fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. 3 Y él les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a la que se perdió, hasta que la halle? 5 Y hallada, la pone sobre sus hombros gozoso;
38 Entonces colgaron en maderos con él dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 39 Y los que pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas, Si eres Hijo de Dios, desciende del madero. 41 De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas y los ancianos, decían:
Porÿ los enšeñava como quien tiene authoridad, y no como los Ešcribas. Y Como decendio del monte, šeguianlo muchas compañas: Y heaqui un leprošo vino, y adorólo diziendo, Señor, ši quišieres, puedes me limpiar. Y eštendiendo Iešus šu mano, tocólo diziendo, Quiero: šé limpio. Y luego šu lepra fue limpiada.
5 Y les decía: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. 6 Y aconteció también en otro sábado, que él entró en la sinagoga y enseñó; y estaba allí un hombre que tenía la mano derecha seca. 7 Y le acechaban los escribas y los fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué le acusasen.
Palabra del Dia
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