Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de octubre de 2025
El infinito es á veces desesperadamente mudo. Trataba el anciano de analizar la sonrisa triste é irónica con que Simoun recibió la noticia de que iba á ser preso. ¿Qué significaba aquella sonrisa? ¿Y la otra sonrisa, más triste y más irónica todavía, cuando supo que solo vendrían á las ocho de la noche? ¿Qué significaba aquel misterio? ¿Por qué se negaba Simoun á esconderse?
Quería esconderse, esperarla, escuchar cómo se acercaba desde lejos el coche que la traía, oír el ruido de sus pasos, el crujir de su falda en las salas contiguas, y verla entrar por fin, como presa ofrecida al apetito brutal de sus sentidos. De pronto alzó los ojos, y en la luna del espejo vio reproducida su figura sombría y triste como una nota discordante con cuanto le rodeaba.
La voluntad era la facultad dominante, característica de su espíritu; todas las demás, el entendimiento, la sensibilidad, la memoria, estaban avasalladas por ella, hasta poder dudarse algunas veces de si existían. Ante el capricho más insignificante, la ternura y hasta el amor maternal huían a esconderse; pero sería injusto afirmar que estaba desprovista de ellos.
Le quisieron hacer limpiar las botas de los marineros, él se negó; le quisieron pegar, y él corrió como una ardilla a esconderse, y al día siguiente le hinchó un ojo a uno de sus perseguidores, y al otro día le derramó una caldera de agua hirviendo a los pies a otro. En poco tiempo Tommy se impuso. No quería trabajar y trataba con un desprecio profundo a la marinería.
Al poco rato notaron que se acercaban bultos negros arrastrándose por entre los matorrales. Cornelio disparó contra uno de ellos, que quedó inmóvil sin lanzar un grito. Aquel tiro, y sobre todo sus efectos, debieron de asustar a los asaltantes, porque se les vió retroceder a toda prisa y esconderse entre los espesos árboles de la selva.
Si el amor, un amor bastante violento para empujarlo al delito, hubiese renacido en su corazón, era natural que fuera a arrojarse a los pies de la Condesa, que se mostraba por fin convertido y redimido, y la indujera a huir con él, a esconderse con él en algún rincón ignorado del mundo.
Miguel, sin hacerle caso, cambió todavía de lejos una sonrisa con su hermana y llevó el clavel a los labios. Cierto, no dejaba de ser interesante la situación de ambos hermanos, obligados para testimoniarse su cariño a esconderse como dos amantes contrariados y a emplear toda la astucia y disimulo que éstos usan.
Cuando Tòni, desde la cubierta del buque, le vió avanzar por el muelle á la mañana siguiente, tuvo tentaciones de esconderse... «¡Doña Cinta, que le llamaba otra vez para interrogarle!...» Pero se tranquilizó al decirle el muchacho que venía por su voluntad á pasar unas horas en el Mare nostrum.
Cuando Gallardo fue con su esposa y su madre a tomar posesión del cortijo, les enseñó el pajar en que había dormido con sus compañeros de miseria errante, la pieza en que había comido con el amo y la placita donde estoqueó un becerro, ganando por primera vez el derecho a viajar en tren sin tener que esconderse bajo los asientos.
Nunca he visto las estrellas brillar de ese modo, ni moverse así ... con esa vibración que parece que están hablando. ¡Hablando! dijo Lázaro muy sorprendido del símil de la santa. ¿Usted extraña eso? dijo ella, mirándole con tal fijeza é intensidad, que el mancebo creyó que dos estrellas habían bajado á esconderse en los ojos de Paulita. Sí: ¿no le parece á usted...?
Palabra del Dia
Otros Mirando