Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de julio de 2025


Servían de fondo a la figura los troncos de los árboles atigrados por manchas musgosas, y en torno de su cabeza revoloteaban hojas secas de plátano que, traídas y llevadas por el viento, semejaban errantes estrellas de oro.

Anda, que no eres mas que un curioso, y nunca has estado enamorado; que si fueras Saturnino legítimo, mas constante serias. ¿Adonde vas? ¿qué quieres? ménos errantes son que nuestras cinco lunas, y ménos mudable nuestro anulo. Esto se acabó; nunca mas he de querer.

Aún quedan hoy mismo árboles adorados: el montañés ignora por qué, y no gusta de que le pregunten sobre ello; pero en muchos sitios existen encinas respetadas, rodeadas de vallas por los indígenas, para protegerlas contra los animales y los viajeros errantes.

Todo el inmenso panorama que en la tarde anterior habíamos contemplado estaba en las tinieblas, pero no ya en una oscuridad profunda, sino cubierto de un crespon vago de tinta gris oscura, algo mas clara en los espacios de las lagos, de cuyos senos se levantaban nieblas y vapores fijos al parecer, al principio, y luego errantes y dispersos.

Los de estas islas viven errantes en la fragosidad de las selvas, y aunque los hay de ellos que bajan á comerciar y se comunican con los pueblos cristianos, se encuentran muchos que huyen de todo trato con los hombres de distinta raza, manteniendo una continua guerra con otros habitantes de los bosques.

Acaso fué debido á los dramas de La Cueva ó de Artieda, que hubieron de llegar á él por conducto de las compañías errantes, y luego á Cervantes y Argensola el más viejo, los dos poetas que estuvieron en más íntimo contacto con los teatros de Madrid.

Acompañábala un siniestro rebramar, y una luz tétrica que apenas me dejó ver el estrago de su choque contra el obstáculo inconmovible de los montes, sobre los cuales se deshizo en negros y deshilados jirones. ¿Qué sería de los infelices errantes por sus cumbres y laderas?...

En breve supe que allí hay excelentes institutos de caridad para recoger á los mendigos, cuidarles y darles trabajo. Pero esos mendigos no son de Barcelona: vienen desde lejanas poblaciones del interior á explotar á los extranjeros; pero huyen y se esconden cada vez que se les quiere recoger, para reaparecer luego en bandas errantes.

Todo se hundía, al pronto, en el mismo encantamiento. Hasta los vendedores errantes se postraban junto a su mercancía, donde les tomaba el golpe de badajo. En la plaza, más de uno se terciaba el embozo y se quedaba dormido.

En otro tiempo, las tribus errantes en las mesetas de Persia veían surgir siempre al anochecer una montaña entre las polvorientas llanuras: era el monte Telesmo, el divino «Talismán» que seguía á sus adoradores en sus peregrinaciones por el mundo.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando