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Actualizado: 29 de julio de 2025
Se detuvo un momento, bebió un poco de agua de frambuesas para darse algún aplomo y después prosiguió: He pensado muchísimo en una frase que se le escapó a usted ayer con respecto a mi vida solitaria... Su observación vino precisamente en apoyo de ciertas reflexiones que yo vengo haciéndome alguna que otra vez desde hace lo menos un año... Sí, aunque pongo en mi vida alguna actividad, me pesa mi aislamiento con frecuencia... Pienso que tengo veintiséis años y que no es ciertamente una edad para entregarse por completo al retiro.
Al escribir la historia de Morsamor, nosotros haríamos célebre esta gruta, aunque ya no lo fuese, pero nos ahorra el trabajo de darle celebridad la que ya tiene desde antiguo por la circunstancia de haber imitado a Morsamor, sin saberlo, el glorioso poeta Luís de Camoens, que, pocos años después, solía ir allí a meditar y a entregarse a los más poéticos soliloquios.
Sin duda, el Príncipe de los creyentes debió decir para sus adentros: "Si este avechucho no es el rey de la locura, y después de tantos afanes y extravagancias no hemos encontrado más que un loco de los adocenados, un loco de insulsa mediocridad, será preciso entregarse al despecho y la desesperación."
Salid. Después añadió con acento de desprecio. ¡Estrechar la mano á mis criados! tiene los gustos bajos de su padre. Esta conclusión la satisfizo, aunque no fuera justa, y Clementina volvió á entregarse á sus ocupaciones habituales. Á los tres días y á eso de las tres de la tarde, estaba Herminia trabajando bajo el emparrado, cuando la hizo estremecerse una campanada que sonó en la verja.
Hallábase santo Tomas de Aquino en la mesa del rey de Francia; y como no debia de ser mal criado y descortes, no es regular que escogiese aquel puesto para entregarse á meditaciones profundas. Pero ántes de la hora del convite estaria en la celda ocupado en sus ordinarias tareas, aguzando las armas de la razon para combatir á los enemigos de la Iglesia.
Había en los razonamientos de don Quintín, o, mejor dicho, se desprendía de ellos una consideración de muchísima fuerza. ¿Cómo se explicaba que Cristeta, tan sentimental y delicada, hubiese consentido en entregarse a un hombre como Martínez, rico, pero vulgarote y ordinario?
Unos cuantos besos en la mano, cuatro palabras agradables; algunas bromas crueles de camarada que tiene conciencia de su superioridad... todo esto había conseguido después de muchos meses de asidua corte, de resistir a su madre, viviendo en su casa como un extraño, sin cariño y bajo miradas de indignación; de entregarse por entero a la maledicencia de los enemigos que le suponían liado con la artista y hacían aspavientos en nombre de la moral.
Los mudéjares eran los únicos muzlimes libres que vivian con su religion y sus propiedades bajo el vasallage de los conquistadores cristianos, segun los pactos especiales concertados al entregarse á ellos.
Más valía entregarse a la esperanza consoladora de que todo saldría a medida de mis deseos, pensar en las gracias de mi hermoso dueño, recrearse rumiando los dichosos instantes que a su lado había pasado, y cuando llegase a la capital de Andalucía, ya veríamos lo que se había de hacer.
Todos cargaron sobre él; pero las espadas de sus dos contrarios, ya amigables custodios, le libertaron de todo insulto. Levantaos le dijo don Lope. No hará tal replicó el alcalde sino para entregarse a merced de la justicia, tanto y más cuanto que corren voces de venir don Fernando Muley de las costas de Berbería.
Palabra del Dia
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