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Actualizado: 20 de junio de 2025
Es preciso irme desprendiendo poco a poco, de buen o de mal grado, de este bajo suelo; ya siento en mí la noche; ¿cuántas horas me faltan contar aún en este negro abismo? Dios lo sabe; yo no he de contarlas, porque estoy entregada a El absolutamente; lo que sí le pido, es que me retenga aquí el tiempo necesario para ganar su estimación.
Quería sumergirse, desaparecer, descansar entregada a un sueño sin límites, y pensó como en un blando y misterioso lecho, en aquella tierra lejana de su infancia, donde estaba su único pariente, la tía devota y simple que la escribía dos veces por año, recomendándola que pusiera su alma en regla con Dios, para lo cual ya ayudaba ella con sus devociones.
A cualquier hora, mañana, me encontraréis en la secretaría de Estado ó en mi casa. Guárdeos Dios. El duque de Lerma.» Apenas entregada esta carta, el duque salió de casa de Dorotea, sin despedirse de ella, trémulo, irritado. El bufón salió también, llevando consigo la carta del duque de Lerma. Dorotea quedó en un estado horrible de ansiedad.
En algún tiempo tuve yo la pretensión de subordinar todo a mi única voluntad, y siempre estaba inquieta: después he reconocido que si mis deseos se hubiesen cumplido, casi siempre eran en perjuicio mío. Hoy vivo completamente entregada a la infinita y soberana sabiduría, y me siento mejor física y moralmente. ¡Bendito sea Dios! El es el único sabio. El únicamente debe gobernar el mundo.
Perdonad, señora añadió doña Clara , pero yo no le debo ocultar nada; me parece ahora, ahora que le veo delante de mí, que es mío... mirad, madre, me parece que estoy entregada á un sueño dulce, y mi vida se llena de no sé qué delicia, que me embriaga, ¡y soy tan feliz! ¡Dios mío! ¡tan feliz! ¡tan feliz!
Yo tengo, por razón de mi oficio en la Iglesia militante, la mitad de mi vida entregada a la calumnia, al odio, a la envidia, que la devoran y hacen de ella lo que quieren: se me persigue, se me preparan asechanzas, hasta hay sociedades secretas que tienen por objeto derribarme, como ellos dicen, de lo que llaman el poder.... Todo eso es miseria, Ana, yo lo desprecio.
Entregada a sí misma, se sostenía naturalmente, poco a poco; se alimentaba de todo y era el alimento de todo... Roberto Vérod se detuvo de pronto, estremeciéndose. Estaba delante de San Luis. Las ventanas de la iglesia, iluminadas por la luz interior, se dibujaban en las paredes: las lámparas velaban. Vérod se desplomó junto a la verja.
España estaba entregada enteramente á la codicia de los estranjeros, i ellos en las mercaderías eran quienes ponian á su albedrío la lei.
Doña Inés se quedaba entonces sola en su estrado o en su despacho, ya haciendo cuentas, ya entregada a sus oraciones, ya leyendo algún libro de devoción o de historia. El cacique don Andrés y otros personajes importantes del lugar no venían de visita o de tertulia sino por la noche.
Si la guerra te lleva, no morirás... Aquí tienes tu sitio, aquí, entre Luisa y yo: ¡siempre estarás con nosotras! ¡Esta pobre niña no tiene aún bastante edad para saber que vivir es sufrir!... Todos los que allí estaban salieron; sólo Luisa permaneció en la sala, entregada a sus lamentos.
Palabra del Dia
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