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Actualizado: 17 de mayo de 2025
El buen Antúnez, el usurero honrado, también fué de los entrados de antuvión, buscando medio, si no para hallar el perdido envoltorio, al menos para dar parte de todo a María, y conferir con ella qué artes podrían trazarse para recobrar cosa de tanto interés.
Miró Rojas á un lado y á otro, por si la niña andaba cerca y podía oírle. Luego sonrió con la vanidad que sienten los hombres entrados en años al recordar las audacias y desafueros de su juventud, y dijo con una falsa modestia: ¡Bah! ¡Quién se acuerda de eso! Muchachadas, ché; cosas que se usaban entonces.
Ocasiones semejantes pueden traer á la memoria de los ciudadanos ya entrados en años, el tiempo aquel antes de la última guerra con Inglaterra en que Salem era un puerto de importancia, y no desdeñado como lo es ahora por sus propios comerciantes y navieros, que permiten que sus muelles se destruyan, mientras sus transacciones mercantiles van á engrosar, innecesaria é imperceptiblemente, la poderosa corriente del comercio de Nueva York ó Boston.
CAP. IX. Como partimos de Baìa de Caballos. Aquella Baìa de donde partimos, ha por nombre la Baìa de Caballos, i anduvimos fiete dias por aquellos Ancones, entrados en el Agua hafta la cinta, fin feñal de vèr ninguna cofa de Cofta; i al cabo de ellos llegamos
Á la vuelta del restaurant de las Columnas, entrados ya en nuestra calle, hube de decir algo á mi compañera sobre la aventura del amigo; mi mujer se para repentinamente, me echa una ojeada terrible, suelta su brazo del mio, se cubre la cara con ambas manos, y arranca á llorar; pero un llorar que no podia contener, un llorar sin consuelo.
Ansi estan encogidos y encerrados Los tristes Numantinos en sus muros; Ni ellos pueden salir ni ser entrados, Y estan de los asaltos bien seguros; Pero en solo mirar que están privados De exercitar sus fuertes brazos duros, Con horrendos acentos y feroces La guerra piden ó la muerte á voces.
CAP. IX. Como partimos de Baìa de Caballos. Aquella Baìa de donde partimos, ha por nombre la Baìa de Caballos, i anduvimos siete dias por aquellos Ancones, entrados en el Agua hasta la cinta, sin señal de vèr ninguna cosa de Costa; i al cabo de ellos llegamos
1 Y como fueron cerca de Jerusalén, de Betfagé, y de Betania, al monte de las Olivas, envía dos de sus discípulos, 2 Y les dice: Id al lugar que está delante de vosotros, y luego entrados en él, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningún hombre ha subido; desatadlo y traedlo. 3 Y si alguien os dijere: ¿Por qué hacéis eso? Decid que el Señor lo necesita; y luego lo enviará acá.
Tenia consigo el rey sus músicos, con instrumentos como nuestras flautas, que llamamos schall-meias: habia mandado que á la entrada de ambos se hiciese una caza de fieras, y en poco tiempo se cogieron cerca de 30 ciervos y 20 avestruces, ó ñandús, que fué muy apacible recibimiento. Entrados en el pueblo, iba señalando posada de dos en dos á los cristianos.
Y, entrados en el teatro, discutieron si la profesión de actor era ó no digna de consideración, y contaron que un sacerdote había sostenido, que los comediantes son gente infame é indigna de recibir el Santo Sacramento.
Palabra del Dia
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