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Desde los primeros años de la repoblación adquiere suma importancia el naciente puesto avanzado de Teruel; allí se preparan todas las expediciones que hacen los caballeros cristianos al reino de Valencia; secreto presentimiento les está diciendo que no tardará en derrumbarse el poderío musulmán por aquella parte de España; que pronto caerá Valencia en sus manos, y allá van a Teruel cuantos quieren enriquecerse con el botín de la victoria.

Las expulsiones de judíos y moriscos por la intolerancia religiosa; la Inquisición con el miedo que inspiraba; las continuas guerras en el exterior; la emigración a América con la esperanza de enriquecerse sin trabajo; el hambre, la falta de higiene, el abandono de los campos, habían realizado esta rápida despoblación.

Ese es Rothschild; una especie de rey universal, un gran monarca de nuestros tiempos, ante quien los monarcas dinásticos se destocan. Hay un rico, muy rico, inmensamente rico, que ha sabido enriquecerse más.

Venía en el barco un indiano vascongado que embarcó en Buenos Aires en mi barco. En todo el viaje de América a Europa no se atrevió a hablarme. Debía de ser hombre muy tímido. Luego, en el vapor que nos llevaba a Bayona, se acercó a y hablamos. Había pasado veinticinco años en las pampas hasta enriquecerse. No tenía familia y no sabía qué hacer ni en dónde fijar su residencia.

Cuando llegue usted a enriquecerse interrumpió Ojeda , es muy probable que su hijo sea como los hijos de casi todos los ricos: un ser inútil para la sociedad, un ente de lujo que gaste sin tino lo que el padre amontonó en fuerza de sacrificios. Lo he pensado muchas veces; ¿y qué?... Yo tengo tanto derecho como cualquier burgués a producir un hijo inservible y decorativo.

Antes que la moderna civilización en forma de locomotora asomara las narices á la puerta de esta capital; cuando el alípedo genio de la plaza, acostumbrado á vivir, como la péndola de un reló, entre dos puntos fijos, perdía el tino sacándole de una carreta de bueyes ó de la bodega de un buque mercante; cuando su enlace con las artes y la industria le parecía una utopía, y un sueño el poder que algunos le atribuían de llevar la vida, el movimiento y la riqueza á un páramo desierto y miserable; cuando, desconociendo los tesoros que germinaban bajo su estéril caduceo, los cotizaba con dinero encima, sin reparar que sutiles zahories los atisbaban desde extrañas naciones, y que más tarde los habían de explotar con tan pingüe resultado, que con sus residuos había de enriquecerse él; cuando miraba con incrédula sonrisa arrojar pedruscos al fondo de la bahía; cuando, en fin, la aglomeración de estos pedruscos aún no había llegado á la superficie, ni él advertido que se trataba de improvisar un pueblo grande, bello y rico, el Muelle de las Naos, ó como decía y sigue diciendo el vulgo, el Muelle Anaos, era una región de la que se hablaba en el centro de Santander como de Fernando Póo ó del Cabo de Hornos.

Para mas convencer de lo urjente de esta necesidad, baste saber que con solo el ser nombrado un sugeto alcalde ó correjidor, ya se cree rico; y que aun en España, principalmente en la Córte, ha cundido la voz que basta ser alcalde de una provincia de Filipinas para enriquecerse: mucho tiene esto de exajeracion, y cabalmente en la práctica hay muchísimos tristes desengaños; pero tambien es cierto que algunos, no muchos, que nada tenian, con haber administrado una provincia tres ó seis años, han levantado gruesas fortunas; de ello podrá deducirse como llenan los deberes de su empleo, y como administran justicia á los pueblos que les están confiados, y como han manejado los fondos públicos.

Se puede ser un gran argonauta descubridor de tierras y un pésimo gobernante. Hay, además, que tener en cuenta las ilusiones que había fomentado en todos los que le siguieron en el segundo viaje, gente aventurera, levantisca y ansiosa de enriquecerse. Iban a las minas del rey Salomón, a Ofir, a Cipango; no había más que agacharse para recoger bolas de oro.

Lo que atraía la atención de todos era el desfile incesante de coches, símbolos de felicidad y bienestar en un país donde el afán de enriquecerse no tiene más deseo que no ir a pie como los demás mortales.