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Actualizado: 17 de julio de 2025
Rubín se encontraba bien en aquel círculo, pero una noche acertó a ver en las mesas de enfrente a un hombre que le desconcertó por completo. Era un amigo suyo que le había prestado dinero.
Una vez dentro la dominación española, mantúvose firme gracias á la adhesión de los pueblos, á sus enemistades entre sí, y á que el sensible amor propio del Indígena no se encontraba hasta entonces lastimado.
Sinong, el apaleado cochero que le había conducido á San Diego, se encontraba entonces en Manila, le visitaba y le ponía al corriente de todo. Entretanto Simoun había recobrado su salud, al menos así lo dijeron los periódicos.
¡Hala a bordo! contestó el marinero que tenía el socaire soltando el chicote. El cable cayó al mar, y comenzó a subir velozmente por el costado del buque. Este se encontraba al abrigo del malecón, pero no había marea bastante para atracar al antiguo muelle. El capitán dió una voz al piloto. ¡Fondo! El piloto dijo a los marineros que tenía a su lado: ¡Arría!
Encontraba exquisito el piar de los pájaros; el rumor de las hojas estremecidas llevaba a sus oídos melodías desconocidas; la Naturaleza se le revelaba hermosa y fascinadora, y en su espíritu asociaba la belleza de María Teresa a aquel culto algo pagano que lo impulsaba a desear arrodillarse y adorar a Dios en los seres y en las cosas. Pero llegaban a la verja.
En el mundo oficial que frecuenta ha observado alguna vez que las mujeres no desdeñan su conversación ni su compañía. Además, nunca ha de ser tan loco que se case con una jovencita; mas si por acaso encontraba una mujer que se acercase a los treinta, agradable y simpática, nada se había de oponer a que pensase en el matrimonio.
Y tal terror se posesionó de mi alma, que no comprendo cómo no fuí a parar a un manicomio. Ninguno de los facultativos que consulté encontraba remedio a mi mal, y no puse término a mis días con mi propia mano, gracias a mis principios religiosos.
Lo que desorientaba más a Maxi era que ella no tomaba varas con nadie, y siempre que él decía vámonos, estaba dispuesta a retirarse. Buscaba el farmacéutico algo en qué fundar las conjeturas que empezaban a devorarle, y no lo encontraba.
El convoy que los conducía hubo de sufrir en El Cristo un retraso como de media hora, pues en la vía se encontraba un tren de carga que había tenido un percance.
Pancras, y a eso de las dos y media me encontraba sentado con él en su pieza particular del colegio.
Palabra del Dia
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