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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Después, Amaury tomó el diario en el cual apuntaba día por día los pensamientos, las sensaciones y los hechos más notables de su vida, encerró en un sobre el manuscrito y la carta, y llamando al criado le hizo llevar el paquete a su destino, mientras él quedaba con el corazón agitado por la ansiedad y la incertidumbre.

Durante la cena, a que el enfermo no asistió, los dos hermanos no se dirigieron la palabra; Pepe estuvo con su madre y con Leocadia tan afectuoso como siempre; ellas con él, frías y reservadas. Después se encerró en su cuarto, sintiendo que el llanto se le agolpaba a los ojos.

Estas curiosas coincidencias me impresionaron de una manera inexplicable, y desde entonces miro a los prácticos como aves de mal agüero. Ahora bien, ¿quién obtendría el New York Herald, después del capitán? Cuestión grave. El lobo se encerró en su cuarto, y creo que, no sólo leyó hasta los avisos el muy miserable, sino que corrigió hasta las faltas tipográficas.

¡Pero este Ramoncito qué genio tiene!... ¡Quién lo diría!... Vamos, Cobo, no le maree usted más, que puede ponerse malo. La compasión de las señoras le llegó al alma al enfurecido concejal. Callóse de pronto, y crujiendo los dientes de un modo lamentable, se encerró lo menos por una hora en un silencio digno y temeroso.

Un día, comiendo, tiró Carolina del mantel, rompió los platos, derramó el contenido de ellos y la sal y el vino, y se encerró en su cuarto, donde estuvo llorando tres horas. A las pobrecitas Rosa y Josefa que hasta el Otoño anterior habían vestido de corto, las obligaba a confesar todos los meses. ¡Inocentes!, ¿qué pecados podían tener, si ni siquiera tenían novio?

Unieron sus argumentos uno y otro, como queriendo ocupar la atención de Nepo y Körner, a los argumentos de Körner y Nepo; y perseguido por aquella tremenda pesadilla, Bonifacio, muerto de sueño, ebrio de cólera, de fiebre y cansancio, se declaró en franca y acelerada fuga y se encerró en su cuarto, bien decidido, eso , a salir para Cabruñana al ser de día, acompañado de los papeles que el tío le había metido por los ojos.

A ver, ¿dónde está Perico? ¿Anda por ahí Perico? preguntó con el mismo despotismo. El señor Gobernador se ha retirado ya manifestó el oficial. Pues el secretario.... ¿Dónde está el secretario?... A ver, el secretario. Condujéronle a su despacho y se encerró con él. Al cabo de unos minutos salió con las mejillas un poco más amoratadas.

El fanático le había dicho pocas horas antes que esperaba á su sobrino, y que era preciso acomodarle allí hasta que se mudaran todos á una nueva casa que pensaba tomar. Clara se quedó absorta al oír esta noticia, y no pudo contestar palabra, porque la sorpresa le embargaba la voz. Cuando quedó sola se encerró en su cuarto.

Pasó una noche muy agitada y por la mañana se encerró en su estudio y, de memoria, hizo un boceto de Herminia sobre el terraplén. Trabajó durante cuatro horas con ardor y cuando el criado vino á anunciarle que el almuerzo estaba servido, el cuadro se destacaba de un modo encantador. La cabeza solamente permanecía borrosa.

Mi cuñado, sin considerar si el barco podía salir o no, se fue corriendo a su camarote, se encerró en él y se pegó un tiro. ¡Qué atrocidad! Era un hombre tan delicado, que al pensar que pudieran echarle a él la culpa, se le amontonó el juicio y cometió esa locura.

Palabra del Dia

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