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Actualizado: 14 de junio de 2025
-Calla, Sancho, pues ves que mi reclusión y retirada no ha de pasar de un año; que luego volveré a mis honrados ejercicios, y no me ha de faltar reino que gane y algún condado que darte. -Dios lo oiga -dijo Sancho-, y el pecado sea sordo, que siempre he oído decir que más vale buena esperanza que ruin posesión.
Conociendo Fabrice la pasión de su mujer por los ejercicios del sport, quiso que ella volviese a montar a caballo y aun él mismo se había dado a la equitación hacía dos o tres meses, acompañando frecuentemente a su mujer en sus paseos matutinos al Bosque.
Pasemos a otro orden de ejercicios... El señor Ernesto Lucien sale de su alcoba y entra en su despacho. Como vive de una renta vitalicia de cincuenta mil francos, legados por un padre que ha reconocido así las bondades de la madre sin reconocer al hijo, el señor Ernesto Lucien no necesita trabajar en su despacho.
No sólo en batalla campal, sino en otros ejercicios y haciendo travesuras de todo género, don Fadrique se había roto además la cabeza otra tercera vez, se había herido el pecho con unas tijeras, se había quemado una mano y se había dislocado un brazo: pero de todos estos percances salía al cabo sano y salvo, merced á su robustez y á los cuidados de la chacha Victoria, que decía, maravillada y santiguándose: ¡Ay, hijo de mi alma, para muy grandes cosas quiere reservarte el cielo, cuando vives de milagro y no mueres!
Era un hombrecillo rechoncho, vigoroso, fiel a todos los ejercicios de su juventud, que tenía más fe en el juego de pelota que en los médicos, para conservar imperturbable salud. A los setenta años habíase casado, en segundas nupcias, con una joven noble y pobre, que le había hecho padre dos veces, y no perdía la esperanza de verse abuelo bien pronto.
Llegado ya el siglo XVI, además de los festejos que se verificaron en el anterior, eríjense arcos triunfales, en cuyos adornos competían el Arte y las Letras y los más celebrados pintores, escultores, poetas y humanistas, animados de noble emulación y estimulados por el espíritu cultísimo de la época, dieron las mas brillantes muestras de pericia, de saber y de ingenio, revelándose ya claramente que la sociedad española, que antes disfrutó tan solo con los ejercicios corporales de fuerza y de destreza, rendía ya culto á las manifestaciones del talento, aun cuando para halagar al pueblo continuasen los espectáculos de cucañas y de regatas y los demás citados.
Soy más que medianamente rico y es mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis hijos, y con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino algún perdigón manso, o algún hurón atrevido.
Y á la verdad, afecto tan tierno á las cosas de Dios, horror tan grande al pecado y á todo lo que huele á vicio, se debe atribuir á la santa vida que observan y á los contínuos ejercicios de piedad que todos, indiferentemente, sin distinción de sexo ni condición, practican.
El abogado, haciendo un ademán elegante con su mano derecha, se volvió hacia el Jurado y comenzó: Los ejercicios oratorios del señor adjunto del fiscal... Señor abogado, no puedo permitir polémicas. Bueno, obedezco.
A pesar de que la gente pensaba que no había peligro para la niña, producía una horrible impresión ver las grandes y peludas garras del animal sobre las espaldas débiles de la niña. Después del número sensacional que no entusiasmó al público, entró la mujer en la jaula del león. La fiera debía estar enferma, porque la domadora no halló medio de que hiciese los ejercicios de costumbre.
Palabra del Dia
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