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Actualizado: 6 de junio de 2025
Si es usted la que chilla... Yo bien callada entré. Pero se empeña en buscarme el genio. Mete ruido, mete ruido. Ni siquiera has de dejar dormir al pobre chico. Por mi parte, que duerma todo lo que quiera. Y lo que más me subleva es tu terquedad dijo doña Lupe bajando la voz , y ese empeño de gobernarte sola, sí, esa independencia estúpida... Tú te lo guisas y tú te lo comes.
No quisieron, sin duda, despertarme, para que me desquitara de las desmañanadas del Colegio. ¡Que duerma hasta que quiera! dirían las buenas señoras. Harto habrá madrugado en diez años de encierro. La luz que se filtraba por las junturas del techo y por las hendiduras de la ventana, alegre y regocijada me hizo dejar el lecho.
Después de un breve diccionario de palabras de época, tómese usted el tiempo que quiera: con sólo decir mañana de cuando en cuando y de echarles palabras todos los días, como echaba Eneas la torta al Cancerbero, duerma usted tranquilo sobre sus laureles.
Eugenio se despide algo desabrido y receloso, y se devana los sesos por adivinar el misterio; pero una feliz casualidad le hace encontrar con otro amigo que le revela la trama del primero, y le avisa que no se duerma si no quiere ser víctima de la perfidia mas infame.
Verás el que va a salir en contestación. Por pasar el rato iremos allá dije disponiéndome a salir. Esta noche añadió iremos a casa de Poenco. Te convido a echar unas copas... Magnífica idea. Cuando la señora doña María duerma sale usted, se mete la llave en el bolsillo, y a casa de Poenco... Pasaremos una buena noche. Sé que estarán allí María Encarnación y Pepilla y la Poenca.
La muchacha, que dormitaba en la cocina, acompañó a Millán. Cuando subió de abrirle la puerta de la calle, estaban los dos hermanos sentados en el comedor junto a doña Manuela. Esperemos a que papá se duerma decía Leocadia no sea que nos oiga.
Su marido nos ha salido un borrachín, un bufao, que todos los domingos vuelve de la taberna de Copa a cuatro patas, como un burro, y lo han de meter en la cama para que duerma la mona un par de días. ¡Y qué pausas, Virgen santa! Mi pobre Pepeta pasa la vida de Santa Catalina de Sena, y la muy bestia, erre que erre, sin aborreser a ese pillo de Pimentó, que no vale ni un papel de fumar.
Ella dijo que 55 no sabía porque nunca le había visto. ¡Cómo! dijo la vieja. ¿Te has casado y no conoces a tu marido? Esto no es posible. Sí dijo ella; pues así lo pedía antes de casarse. Niña dijo la vieja. ¿cómo sabes si tu marido es un 60 perro o si es Satanás? Es necesario verle. Toma este fósforo; cuando tu marido duerma, enciende el fósforo, y le verás. La niña lo hizo así.
Permita Dios que se duerma dijo Quevedo para sí , no sé ya qué decir á su majestad... y es necesario que la reina se prepare... en mi vida ni en muerte, espero verme en tanto apuro. ¡Gran rey el nuestro! por menos de lo que yo estoy haciendo azotan á otros. ¡Aún estáis ahí! dijo el rey levantando del libro los ojos. Esperaba, señor, que me mandárais irme.
Acudieron dos ó tres mocetones. Al momento, al momento, para el servicio de su majestad, dos machos de paso que puedan andar cinco leguas en dos horas, y un mozo de espuela, que no se duerma y que no me extravíe. Muy bien, señor Francisco Montiño dijo uno de los palafreneros ; cuando vuesa merced vuelva ya estarán las bestias y el mozo dispuestos para echar á andar.
Palabra del Dia
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