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Actualizado: 17 de junio de 2025


Mina acariciaba la nuca de su hijo, y éste acogía la amorosa protección con un runruneo sordo, lo mismo que una bestezuela doméstica que siente disiparse su pavor. Pero el pensamiento de la madre estaba cada vez más lejos de Karl. Todo él era para Ojeda, que la devolvía a su pasado.

Callo, y quizás me duermo en mi luneta. No tengo que soñar en mi felicidad doméstica, que es ya un hecho positivo; soñaré con ese porvenir lejano de nuestra patria, con ese tiempo, querido amigo mío, en que la mayoría de los españoles se reirá de la angelical inocencia política de usted. Basta ya.

Y en efecto, tan pronto como me determiné a quedar en aquel cuarto, llamó otra vez a la doméstica y comenzó a dictar una serie de disposiciones respecto al aseo del pavimento, a la cama, al lavabo, etc., en un tonillo despótico, que no dejó de causarme gracia por venir de tan microscópica persona.

Mi querido huésped pretende casarse con una señora de la familia de Ti-Chin-Fú, continuar la gran influencia que ejercía el Mandarín y substituir, doméstica y socialmente a ese llorado difunto... Para todo eso dispone de la palabra «». Es poco. No pude negar que era poco.

Cuando de él o con él hablaba decía «señor nostramo», y de Bray le tuteaba por costumbre adquirida durante la niñez que perpetuaba una tradición doméstica de suyo emotiva en las relaciones del joven patrono y el viejo Andrés, el personaje principal en Trembles después de los dueños de la casa.

Después comenzó a hacerme observaciones severas sobre los males que acarrea la falta de previsión y de ahorro, dándome una verdadera lección de economía doméstica. Para él, todas las desgracias humanas dependían de la falta de previsión y de método en la vida. «Distribuya usted bien el tiempo, distribuya usted bien el dinero, y todos seremos felices, y el mundo será una balsa de aceite

Como los nombres son los mismos, originarios unos de otros, la gloria de misia Melchora asume cierto carácter de guerra civil, familiar y casi doméstica, en la cual los manes heterogéneos libran gran trifulca e histórica zarabanda.

Era uno de esos días de invierno en que el alma se siente apartadiza y doméstica y todo el ser se arrellana en su propio egoísmo. ¡Cuán mágico sentido toman entonces las cuatro paredes del aposento, entre las cuales el continuo soñar ha ido adhiriendo a las cosas compañeras indefinida confidencia y algo como nuestro propio dejo espiritual!

Se la llevó Dios en 1867, y al año siguiente pasó a mejor vida el pobre Nicolás Rubín, de una rotura de varisis, no dejando a sus hijos más herencia que la detestable reputación doméstica y comercial, y un pasivo enorme que difícilmente pudo ser pagado con las existencias de la tienda. Los acreedores arramblaron por todo, hasta por la anaquelería, que sólo sirvió para leña.

Y Pepet sonreía con feroz deleite, como un pequeño salvaje que ve próxima una matanza. Admiraba a Margalida, reconociendo en ella una autoridad mayor que la del padre, por lo mismo que no estaba basada en el miedo a los golpes. Ella lo dirigía todo en la casa. La madre marchaba tras sus pasos como una doméstica, no osando hacer nada sin consultarla.

Palabra del Dia

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