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Actualizado: 5 de mayo de 2025
El hecho había sido considerado simplemente como un rasgo del carácter general de su naturaleza extraña, y Marner era demasiado franco y sencillo para eludir el llamamiento de Dolly. No, no dijo . Yo no sé nada de la iglesia. Nunca he ido a la iglesia. ¡Nunca! repuso Dolly, con el tono quedo de la sorpresa.
Retrocedía ante las preguntas que podrían conducir al hecho que él mismo suponía, es decir, que había sido presa de una de sus crisis. ¡Ah! dijo Dolly con dulce gravedad , es como la noche y la mañana, el sueño y la vigilia, la lluvia y la cosecha; una cosa se va, la otra viene, y nosotros no sabemos ni cómo ni cuándo.
Los hombres son casi siempre torpes y testarudos que Dios los ayude ; sin embargo, cuando no están ebrios no carecen de sentimientos, aunque no sepan poner vendas ni sanguijuelas: son demasiado bruscos e impacientes. Fijaos, primero se pone esto sobre el cuerpo prosiguió Dolly, tomando una camisita y poniéndosela a la niña.
Silas le dijo hasta la vista a Dolly, y le dio las gracias cordialmente abriendo la puerta. Sin embargo, a pesar suyo se sintió aliviado cuando ella se hubo marchado, satisfecho de poder volver a tejer y gemir a su gusto.
Parecía sorprendente que Ben Winthrop, que gustaba del jarro de cerveza y de decir chistes, viviera tan de acuerdo con Dolly; pero es que ella aceptaba las ocurrencias y la jovialidad de su marido con tanta paciencia como las demás cosas.
A mí no me agradan estas cosas, porque lo que prefiero de un extremo del año al otro es un pedazo de pan; pero los hombres tienen un estómago tan caprichoso que necesitan cambiar; sí, necesitan, lo sé; que Dios los ayude. Dolly suspiró suavemente ofreciéndole los bizcochos a Silas.
No; ahora que he salido no me volveré; voy a quedarme aquí afuera dijo Godfrey, cuando llegaron frente a la posada de Marner . Podéis venir a decirme si puedo servir para algo. En verdad, señor, que sois muy bueno; tenéis un corazón tierno dijo Dolly, dirigiéndose hacia la puerta. Godfrey estaba demasiado penosamente preocupado para sentir algún remordimiento por aquel elogio inmerecido.
¡Vos no vais a darme a otro, padre mío! había dicho antes de que partieran para la iglesia ; no haréis más que adoptar a Aarón como hijo. Dolly Winthrop seguía detrás con su marido, y ése era todo el cortejo nupcial.
Aquella manera simple de comprender la vida y el bienestar por medio del cual Dolly había tratado de alentar a Silas, no era para él más que un ruido lejano de objetos desconocidos que su imaginación era incapaz de representarle. Las fuentes del amor al prójimo y de la fe en el amor divino no se habían abierto todavía, y su alma era como un pequeño arroyo desecado.
No había más que una débil diferencia, y es que el débil surco trazado en la arena estaba bloqueado, y el agua corría al azar hacia tenebrosos obstáculos. Y así es que, a pesar de las palabras honradas y persuasivas del señor Macey y de Dolly Winthrop, Silas pasó el día de Navidad en la sociedad comiendo su cena con el corazón entristecido, bien que le hubiera sido ofrecida por una buena vecina.
Palabra del Dia
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