Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de septiembre de 2025
Estaba yo tan tonto, que me parecía que siempre había de vivir entre semejante chusma. Pues no te quiero decir, hija de mi alma... un día que se metió allí el picador, el querindango de Segunda. Este caballero y mi amigo Izquierdo se tenían muy mala voluntad... ¡Lo que allí se dijeron!... Era cosa de alquilar balcones. No sé cómo te divertía tanto salvajismo. Ni yo lo sé tampoco.
Era de ver cómo se divertía con él y con Castro Pérez el amigo Porras. Los viejos se instalaban en los «butaques». Quintín permanecía de pie, moviéndose de aquí para allá, atusándose la barba o retorciéndose el bigote con beatífica dulzura. Solía poner a discusión un punto teológico o una cuestión de Derecho; a veces refería un cuento carminado.
De este modo, si no creaba, cuando menos se divertía extrayendo del depósito las notas, concertadas por el orden que se le señalaba en un papel. Llegó a ser un regular pianista. Después de su fracaso de poeta, quedábale el recurso de la prosa, que parece ser el prado del concejo para todos los aficionados a retozar en los campos acotados de las letras, y aun de las artes, las pedestres inclusive.
San Ignacio ha derrotado á San Bruno. Comenzamos á trepar la alta colina donde tiene su asiento el Albaicin, Servíanos de guia un hombrecito muy pobre, de setenta y dos años, llamado Juán López Salcedo, cuya conversación nos agradaba y divertía mucho.
Alegrose mucho Fortunata de que el almuerzo concluyese, porque eso de estar sosteniendo una conversación seria y oyendo advertencias y correcciones no la divertía mucho. Gustábale más el trajín de recoger la loza y levantar la mesa, operación en que puso la mano no bien tomaron el café.
No es seguro, no es seguro, no es seguro vociferó el abad de Naya, que se divertía más que en un sainete. ¡Por vida de lo que malgasto, que esto ya pasa de raya!
Después, dirigiéndose a Elena, que estaba escuchando con profunda atención, le preguntó: ¿Qué comprendes tú de todo esto, hija mía? Bajo la transparencia de su piel corrió la llama de rubor. La muchacha bajó los ojos sin responder; pero su cortedad divertía a Lacante, que insistió: Vamos a ver, dinos lo que piensas.
Julia servía con el mayor celo a Cristeta: primero, por obediencia a sus padres y a Inés, que se lo encargaron; segundo, porque don Juan, espléndido y dadivoso, le regalaba continuamente duros y pesetas con novelesca prodigalidad; además, se divertía mucho contribuyendo a traer engañado a un caballero.
El tío se divertía, como hay Dios, oyendo a la sobrina cantar con su carita de Pascua estas atrocidades de la melancolía. «Vorrei moriré!», repetía la muchacha con acento de desesperación, saltando su voz sobre los trémolos del piano. ¡Vaya un aperitivo para antes de la comida! Doña Manuela hablaba a la criada distraídamente, oyendo aquella música que nunca podía comprender.
Palabra del Dia
Otros Mirando