Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de junio de 2025
Y el 28 del mismo mes, salió de nuevo para New York, en donde a los pocos días recibió un ejemplar del periódico El Yara, de Cayo Hueso, que dirigía el irreductible cubano José Dolores Poyo, y en el que se expresaba vivamente el deseo de que les hiciera una visita.
El tío Traga-santos, viendo que su manifiesto, lejos de hacer entrar en razón á aquellos á quienes se dirigía, los había irritado hasta el punto de que se temía de ellos alguna barbaridad, acudió al Párroco en demanda de consejo.
Para doña Carmen era toda mansedumbre y cariño: respecto de Clotilde y Javier, parecía vivir en sumisión forzada; les dirigía la palabra cortés y casi afectuosamente, pero siempre con tal circunspección y mesura, siempre con tan escasa confianza, que la reserva robaba espontaneidad a su lenguaje: diríase que medía y pesaba las palabras, evitando cuidadosamente todo lo que pudiese ocasionar piques y roces.
Mimbar quiere decir lo mismo que púlpito, en el cual se colocaba para ser bien visto y oido de todos el Imam ó el Alfaquí que dirigia las oraciones, y el Khatib que hacia el sermon.
Era su día, era el día de la gran batalla, y componía las arrugas de la frente y la expresión de su mirada lo mismo que un general cuando suena la hora del ataque. No obstante, de vez en cuando dirigía miradas de sobresalto a uno de los rincones del gabinete. En aquel rincón, sentada, con las manos en el rostro, estaba su hermana sollozando.
Acordábase de los meses que había pasado en Argentina tres años antes. Era un país para mujeres como su madre. Buenos Aires aún podía tolerarse; pero ellos iban a vivir en una ciudad del interior, cerca de la estancia que dirigía su hermano. Por toda diversión una plaza en la que toca una música algunas noches.
Las proporciones gigantescas que tomaban las almas, parecía que las tomaban también los cuerpos; y al ver cómo infundíamos pavor a fuerzas seis veces superiores, nos creíamos algo más que hombres. »Entre tanto, Churruca, que era nuestro pensamiento, dirigía la acción con serenidad asombrosa.
Don Juan Príncipe se dirigía a través de los arrabales del pueblo hacia el hotel, mientras el tren de la tarde lanzaba en un silbido su habitual e indignada protesta al tener que pararse en Génova.
Seguiles al Retiro, aunque a respetable distancia, porque me hubiera causado mucha vergüenza el que la mamá se enterase la chiquilla, con menos prudencia, volvía a cada instante la cabeza y me dirigía sonrisas, que me tenían en continuo sobresalto. Al fin volvimos a casa en paz.
No sé en qué hubiera parado aquella conversación si no llega a levantarse y despedirse. Mi sangre estaba dando más vueltas que un argadillo. Luego que se fue me calmé un poco, aunque todavía tardé algunos minutos en contestar acorde a las preguntas que Joaquinita me dirigía.
Palabra del Dia
Otros Mirando