Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de mayo de 2025
¡Usted! exclamó Amaury al ver al doctor, pues no era otro el que había pronunciado las anteriores palabras, después de haber asistido a la escena antes descrita, oculto tras de la puerta. No trataba de reprochar su conducta a Magdalena; era sólo una pregunta que a mí mismo me dirigía, temiendo haber sido causa de su enfado. Tranquilízate, Amaury; ni tú ni Antoñita tienen culpa de nada.
Esta vida de alucinación dolorosa había empezado para él cierta noche en que se dirigía á su casa completamente ebrio. Una mujer le salió al paso: una mujer enjuta de carnes, con la tez algo cobriza y unos ojos grandes, negros, ardientes.
Sin embargo, no le faltaron fuerzas para ocultar su emoción y simular otra aparente. Todo lo que hacía, por otra parte, lo había premeditado; en la soledad de sus reflexiones había previsto con tanto acierto todas las fases posibles de esta conversación, que se dirigía a su fin preciso, con paso firme a través de todas las dificultades.
Es probable que estos razonamientos hayan parecido totalmente indignos de contestación al señor de Montbreuse, porque se ha contentado con mirarme severamente sin hablarme, al mismo tiempo que dirigía a Eudoxia una mirada de inteligencia en la que me ha parecido descubrir no sé qué de desprecio y de amargura.
De tal manera se había adornado cuando oyó la voz de su madre y se dirigía á ella lentamente. Lentamente, sí, porque había visto al ministro. LA NI
Abu Hafáz los dirigía y capitaneaba. Esto fue al día siguiente del secuestro de Gláfira. La guardia del rey y los demás armados de la guarnición fueron dos o tres veces vencidos y rechazados, teniendo que refugiarse en el alcázar. La muchedumbre le sitiaba y se aprestaba a dar el asalto, Alhakem receló que aquello iba a ser el fin de su reinado y de su vida.
Al cabo de un momento el visitante vió á través de los vidrios un viejo que se dirigía á abrir la puerta. El criado, agradablemente sorprendido, quitó á Marenval el gabán y le dijo con tierna familiaridad: Sí, Señor, las señoras están en casa y se van á alegrar mucho de ver al señor, después de tanto tiempo...
Un francés, Charon, químico, dirigía estos últimos trabajos, como también el ensayo de los metales de la provincia. Es imposible imaginarse desenvolvimiento más rápido ni más extenso de todas las fuerzas civilizadoras de un pueblo.
Cobo, según lo que veía, no adelantaba un paso, lo cual le tranquilizaba. Pero el asunto cambiaba ahora de aspecto. Por eso ya no tomaba parte en la alegría del grupo y dirigía a la pareja unos ojos de carnero que despertaban lástima. Sin embargo, la niña, a su gran satisfacción, no se mostraba demasiado amable con el conde.
Nuestras inteligencias son diferentes y las influencias que han presidido a nuestro desarrollo han sido opuestas; hay, sin embargo, un punto en el que nos entenderemos siempre, y es el amor a la pobre humanidad, condenada al dolor y a la muerte. Mientras yo me dirigía este monólogo, Elena mordisqueaba las violetas que yo le había dado y nuestros pensamientos se encontraban.
Palabra del Dia
Otros Mirando