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Actualizado: 15 de junio de 2025
Conocíla, dolióme su dolor, previne su muerte con decir que era hembra, como ya lo había dicho Cloelia, su ama, que la acompañaba; y el modo cómo allí las dos vinieron, ella lo dirá cuando quisiere.
Es que si tú crees que eres el único capaz de hacer eso, estás equivocado replicó Bautista . Yo voy donde otro vaya. No digo que no. Pero parece que dudas. No, hombre, no. Sí, sí, y para que veas que no hay tal cosa, te voy a acompañar. No se dirá que un vasco francés no se atreve a ir donde vaya un vasco español. Pero hombre, tú estás casado repuso Martín. No importa.
He perdido, tía, y no tengo con qué pagar: mañana, día de San Juan, vence el plazo, a medio día... Usted dirá que por qué he jugado: ¡todo lo que usted pueda decirme, me lo repite mi conciencia a voces, a todas horas!
Poco después se presentaba el secretario, un clérigo de media edad, feo, desgarbado, pero de mirada inteligente y franca. La miró con gran curiosidad y preguntó, esforzándose en mostrarse amable: ¿Preguntaba usted por mí, señora? Sí, señor. Usted me dirá... Deseo hablar con el señor obispo.
Y para ello, sin hacer pública la infamia de su madre y de aquél á quien debe venerar como á padre, ¿qué otro recurso tiene Clara sino entrar en un convento ó dar la mano á D. Casimiro? ¿Por qué, dirá V., ha de pagar Clara la falta que no cometió? Harto la pago yo, padre. Los remordimientos, la vergüenza, me asesinan. Pero Clara también debe pagarla.
Para tratarle a fondo, y con la claridad, el orden y el método convenientes, me hubiera sido necesario escribir un grueso volumen. ¿Pero por qué, se me dirá, has elegido tan vasto asunto, cuando no pensabas escribir ese grueso volumen, sino un artículo de periódico?
Y sobre todo, lo de antes, que la Regenta se llamaría a engaño; era seguro». Y después de una pausa, pensaba el Magistral: «Y en último caso, ello dirá». Don Víctor estaba cada día más triste.
Pero no se dirá, mientras viva yo, que usted ha salido de casa de su esposa santa y legítima para entrar en la de su antigua amante. Ya sé que usted no la ama ya, pero tampoco la desprecia lo bastante para que yo le crea curado. Esa Chermidy le ha tenido tres años en sus garras; no quiero exponerle a que caiga de nuevo en ellas. No diga usted que no con la cabeza.
Pero ello se dirá a su tiempo, que Sancho Panza nos llama, y el buen concierto de la historia lo pide. Capítulo XLIX. De lo que le sucedió a Sancho Panza rondando su ínsula
¿Por qué entonces, se dirá, doña Paula se vestía de este modo? No serán muy conocedores del corazón humano los que tal pregunten. Doña Paula se ponía el sombrero y los guantes a sabiendas de que iba a pasar un mal rato, como un chico abre el aparador y se atraca de dulce a sabiendas de que en seguida le han de azotar.
Palabra del Dia
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