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Actualizado: 5 de octubre de 2025


Los diputados del partido formaban en el Reichstag el grupo más obediente al gobierno... El sólo guardaba de su pasado cierto fervor para anatematizar al capitalismo, culpable de la guerra.

Sólo que, según dicen los que van de noche a casa, los diputados predican que seamos malos, y esto es lo que no entiendo. Esos discursos le contesté risueño no son sermones, son debates. Efectivamente; me ha parecido que no son sermones, sino que uno dice una cosa, otro otra, y parece como que disputan. Justamente. Disputan; cada uno dice lo que cree más conveniente, y después...

No relataré minuciosamente las idas y venidas, las palabras vivas y los comentarios que entonces entre las autoridades mediaron, y cuál serio, formal y grave, fué el corte que tomó el asunto. «Los diputados de la procesión sigo extractando de la Relación y otros prebendados acudieron á esperar las religiones, que aun no habían salido todas.

No olvidaré hacer notar que el Poder Ejecutivo es asistido en cada medio-canton por un Gran Consejo de representantes, y que el tribunal superior de cada grupo federal es igualmente un conjunto de jueces ó diputados judiciales de las parroquias.

Algunos diputados, tendidos en sus escaños, parecían cadáveres en descomposición. Olía mal. Indudablemente pensé , el Parlamento no es un espectáculo de verano. Para el verano ya tenemos las corridas de toros, que se hacen al aire libre. Y, dirigiéndome a un diputado amigo: ¿Por qué no cierran ustedes? le dije.

Ahora está escribiendo un libro serio, como él dice, el cual debe servirle de escalón para subir a la Cámara de Diputados. Afectadamente descuidado en su traje, grave, circunspecto, económico en demasía, viene a ser una fruta imperfecta de ese invernáculo de hombres públicos, que cría productos prematuros, sin primavera, sin brisas animadoras y sin aire libre; frutos sin sabor ni perfume.

Iba al Congreso en los días que precedieron a su solemne apertura, y en sus alfombrados salones y pasillos, y en cada uno de los infinitos grupos de diputados, periodistas, altos funcionarios y otras gentes de mucha nota, que se formaban aquí y allá, hablábase de todo menos de su llegada, de su caudal o de su importancia.

Decía esto á sus espaldas, y él no podía explicarse el respeto con que le trataban los otros invitados y la simpática atención con que le oían apenas pronunciaba algunas palabras. Así conoció á varios diputados y periodistas, amigos del banquero Fontenoy, que eran los convidados más importantes.

Pronto las provincias de Barcelona, Cumaná, Margarita, Varinas y asi sucesivamente las demás, menos las de Coro y Maracaibo que se declararon fieles á la regencia, enviaron sus diputados á la junta, reconociendo asi el nuevo gobierno de Venezuela.

De todos modos manifestó aquél sonriendo de nuevo ¡hasta luego! ¡Se supone! Ya tienes en la lumbrada quien te aguarde, grandísimo zorro exclamó el chispeante Celso metiéndole el palo por el vientre á guisa de caricia. La lumbrada. Cuando los diputados llegaron á Entralgo, el sol había traspuesto ya las colinas por el lado de Canzana. Reinaba extraña y gozosa animación en el lugar.

Palabra del Dia

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