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Actualizado: 24 de julio de 2025
Se callaron, porque muy cerca, dos corredores reñían y se daban de mojicones. Quién corría, quién gritaba y algunos se interpusieron entre ambos combatientes; apabullado el sombrero, la corbata deshecha y la cara amoratada, se fueron cada cual por su lado, echándose miradas de desafío. Los nervios están cargados de dinamita dijo Rocchio.
Se alejó con paso rápido, como de una bomba de dinamita, y poco después se detuvo y comenzó de nuevo a reflexionar. «Lo mejor sería escribirle a esa muchacha. Naturalmente, sin firmar. En esta forma, por ejemplo: «Señorita, un hombre a quien ha tomado usted por un espía...» Y seguir así, punto por punto. Sería tonta si no me creyese.»
¡Hola! ¿Eres supersticioso? Tres días después, la sociedad de México quedó consternada, al saber que las hordas rebeldes habían entrado a saco en la hacienda principal de los Hernández Sandoval, que habían prendido fuego a su ingenio, y volado con dinamita el vetusto edificio. San Javier ya no era más que un enorme montón de escombros.
Cayó en ella como una bomba, no de pólvora o dinamita, porque no entraban en su temperamento los procedimientos fragorosos, sino de ácido sulfúrico o sublimado corrosivo que se extendió por toda ella molestando y requemando a los habitantes.
Los ricos aplaudían á la guardia civil cuando daba tormento, resucitando los procedimientos salvajes de la Inquisición; los pobres admiraban al fuerte, al audaz, viendo muchos de ellos la suprema gloria en la bomba de dinamita; los gobiernos, ante el más insignificante motín, abominaban de la libertad como si fuese un fardo abrumador... En otros tiempos, los católicos rancios presentaban sus pruebas de pureza de sangre para demostrar que estaban limpios de todo origen judío ó mahometano. ¿Quién podría jurar hoy que no circulaba por sus venas sangre de fraile ó de familiar del Santo Oficio?
Cuando Aresti salió de la barraca, después de hacer varias recomendaciones á la vieja, vió que le aguardaba en medio del camino un contratista de los más amigos. Iba vestido de flamante pana; sobre el chaleco brillábale una gruesa cadena de oro y calzaba altas polainas fabricadas con la tela impermeable que servía de forro á las cajas de dinamita.
No creo en la mina ni en el torpedo dijo este hombre . Deben haber embarcado dinamita en Nueva Zelandia ó alguna otra materia explosiva. Lo cierto es que nos vamos á pique irremediablemente. Gillespie se dió cuenta de que este pasajero decía verdad. El buque empezaba á hundir su proa y á levantar la popa lentamente.
Yo sé donde hay tres cartuchos de dinamita, de a dos kilos y medio; uno para el almacén de modelos, que es lo que vale más; otro para casa del amo, por la parte de atrás donde tiene la familia... y el otro se guarda para cuando haga falta. Echamos suertes, y a quien le toque, aquél los pone. Un silencio prolongado y medroso siguió a la horrible proposición.
Quería pegarle un tiro al otro, y hasta se le ocurrió hacer un cartucho de dinamita para ponérselo en la puerta de su casa.
Sabía cazar los peces a tiros; ponía lazos a las nutrias en la cueva de Amaviturrieta, que se hunde en el suelo y está a medias llena de agua; echaba las redes en Ocin beltz, el agujero negro en donde el río se embalsa; pero no empleaba nunca la dinamita porque, aunque vagamente, Tellagorri amaba la Naturaleza y no quería empobrecerla.
Palabra del Dia
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