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Si una madre criando á su propio hijo padece mucha quiebra en la salud, ó está en peligro de padecerla, ¿se duda si ha de continuar? Por una parte está el amor natural de los padres, y la ley que dicta la obligacion de sustentar á sus hijos: por otra está la ley de la caridad que ha de empezar por uno mismo.

Fernán González, no creyéndose en la obligación de guardar más tiempo fidelidad á sus Reyes, viéndose tan indignamente tratado, toma sin rebozo las armas contra León; vence á los leoneses, y, después de abrazar á su esposa, dicta á sus Reyes las condiciones de paz.

Después, te vas a la casa de Castro Pérez, y le avisas que dentro de veinte días, o los que sean, según lo convenido, tendrás que separarte de allí, y ¡ya está! Y agregó un poco trémula y conmovida: Mira: siento que nos dejes; pero la razón me dicta que te deje ir; que no te impidamos lo que vas a hacer.

Esto es lo que dicta la buena Lógica; pero hoy los literatos inclinan á lo moderno con conocida preocupacion, la qual hace que se hable de los antiguos con desprecio, sin haberlos leido.

Quod si forsan in dicta medietate aquæ, vel parte ipsius, quæstio sive mala vox imponeretur per quamcumque personam vel personas cujuscumque gradus, status, vel conditionis existat, promitto nomine tutorio quo supra, ipsam causam et litem in me suscipere et ducere propiis sumptibus dictorum pupillorum: et volo et consentio quod dicti pupilli ad hæc specialiter teneantur, quousque ipsa causa fuerit fine debito terminata.

Fácil me sería pasar por dogmático, si prescindiese yo de lo que me dicta la conciencia; pero, como no prescindo, soy ó paso por escéptico, á fuerza de ser concienzudo. Digo esto, porque al censurar los catorce sonetos de usted, me han asaltado en tropel no pocas dudas y dificultades que deseo exponer aquí, aunque no logre resolverlas y todas se queden en pie.

D. César comenzó por sonreir con extraña benevolencia. Sus ojos pequeños se hicieron más pequeños aún y brillaron dulcemente; su nariz aquilina enrojeció súbito; sus labios finos se plegaron con ironía clásica. Y al cabo, extendiendo la mano, echando atrás la cabeza y cerrando sus ojillos, profirió con pausa académica: Ignoro, señores míos todos y muy queridos amigos algunos, si esos que llamáis progresos industriales van tan estrechamente unidos á la causa de la civilización como os complacéis en suponer. El genio del hombre, excitado por la necesidad é irritado por los obstáculos, se arroja á la conquista de la tierra y descubriendo sus secretos los utiliza para su alivio. Mas con frecuencia ¡oh amigos y señores míos! va más allá de lo que le dicta la santa naturaleza.

Son palabras de un idioma lleno de amor y de eternidad, y ella me dicta versos en ese lenguaje divino, con símbolos imperecederos.

Su buen juicio literario es tan escaso como su inspiración; al contrario, parece que su carácter era raro y excéntrico; desprecia todo aquello que dicta el sentido común en la invención y desarrollo de las comedias, y que pudiera enaltecerlas; prefiere lo desordenado y lo monstruoso; se burla de las leyes del arte y del gusto, y hace llover en la escena extravagancias y singularidades de toda especie .

Et si vos aut vestros ratione quæstionis, causæ, vel malæ vocis impositæ in dicta aqua seu parte ipsius, expensas aliquas contingeret facere seu etiam sustinere, ipsas promitto nomine quo supra vobis e vestris integre reficere ac etiam emmendare. Et quod dicti pupilli ad hæc etiam teneantur.