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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Aquí, debajo de este casco de hueso, hay un nido en el cual una madre grande y enroscada está pariendo sin cesar... El palacio, mi abuela, mi hermano criminal, yo sin botas, yo llena de deudas, y luego aquel, aquel, aquel, que ha venido a trastornarme más... ¡Qué hermosos, qué divinos ojos los de mi madre!

Juan Pablo no gustaba de iniciar ninguna corriente de emigración; pero las seguía casi siempre. En estas corrientes es fácil que se pierda alguno de la partida, o por rebelde a las mudanzas o porque las deudas le cautivan en el antiguo local y allí le hipotecan la asistencia, pero en cambio siempre se gana algún tertulio nuevo que viene a refrescar las ideas y las bromas.

Su esposa daba fiestas y asistía á todas las más famosas de París; ocupaban en la avenida Henri Martin el segundo piso de una casa elegante; frente á su puerta esperaba un hermoso automóvil; tenían cinco criados... No llegaba á explicarse en virtud de qué leyes misteriosas y equilibrios inconcebibles podían mantener él y su mujer este lujo, contrayendo todos los días nuevas deudas y necesitando cada vez más dinero para el sostenimiento de su costosa existencia.

Dió su alma al Criador el 12 de agosto de 1601 dejando por heredera á la Fábrica de la catedral en la parte que quedase despues de pagadas las deudas: el cabildo dispuso darle sepultura en el nuevo crucero junto al obispo D. Leopoldo de Austria, al lado del Evangelio, pero estando este sitio ocupado con los materiales de la obra, se depositó su cuerpo en el hueco ó bóveda que ahora es capilla debajo del altar mayor.

Y el buen mozo tomó para su viaje los fondos de la familia, todos los ahorros de la renta, destinados a pagar deudas apremiantes, y «el quinto» de Julio, y salarios y obligaciones urgentes de la casa.

Efectivamente, fue en aquella época cuando nuestros negocios comenzaron a declinar. Papá tenía que hacer frente a sus deudas; malas cosechas e inundaciones, tres años consecutivos, le quitaron toda esperanza de volver a levantarse, y las penas se amontonaron cada vez más sobre nuestra casa.

Era un antiguo oficial del ejército de su país; pero el deseo de vivir ostentosamente, sin otros recursos que el sueldo, le arrastró á cometer actos reprensibles: sustracción de fondos pertenecientes al regimiento, deudas sagradas sin pagar, falsificación de firmas.

He paseado todo el parque acompañada de Alfonso y Eugenia; les hacía notar árbol por árbol todos los sitios en donde había yo jugado cuando niña; hubiera querido poder enseñarles las habitaciones, pero esto no fue posible, porque la emperatriz María Luisa las tiene actualmente ocupadas. He dado a Alfonso todo el dinero que yo me había traído, para pagar las deudas adquiridas en el juego.

Casi too lo que gane en la temporá próxima será pa pagar deudas. ¿Y si tuviese una desgrasia? ¿Y si se viera en la nesesiá de retirarse, como otros?... Hasta a ha querío cambiarme, lo mismo que él se ha cambiao.

Sus antiguos criados en carruaje, ensuciándola con el polvo de las ruedas, y ella, la hija de un millonario, la viuda del doctor Pajares, a pie y humillada por unas gentes a las que siempre había tratado con cierto desprecio. Jamás había imaginado que pudiera ocurrir aquello. Agobiada por las deudas, esperaba la caída, pero no tan honda y lastimosa para su dignidad.

Palabra del Dia

reclinándose

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