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Actualizado: 15 de junio de 2025


Le conozco: el pobre mozo iría a presidio por tu culpa. La advertencia era inútil. Para evitar la venganza de Rafael, había mentido ella, fingiendo sus crueles desvíos. Fermín continuó hablando con tono sombrío, pero imperiosamente, sin admitir réplica.

En las personas colocadas en tales condiciones de clima y estacion, la piel se atrae una parte de la actividad visceral, que por su atonía entra fácilmente en la esfera de accion de este medicamento, tanto mejor, cuanto que la salud ó la armonía funcional exige en el estío y en países cálidos un régimen sóbrio, mas escitante que escesivo en cantidad, y capaz de producir mas escitacion que trabajo á los órganos digestivos; pues la menor plenitud del estómago y ciertos desvíos de régimen ocasionan digestiones laboriosas, aumentan la debilidad de los intestinos y gastan la actividad de los nervios ganglionares ya debilitada.

Pero si la gran dificultad del infierno y de los castigos eternos fue felizmente superada, aun quedan, en todo el plan de la redención cristiana, iniquidades morales y desvíos de que ningún hombre de bien del presente, cualesquiera que sean su religión o su teología, querría hacerse culpable.

Así discurre casi siempre un hombre que afecta ser Filósofo á la manera de los Griegos, y lo ha logrado, porque en la religion, viages, escritos, y doctrina es un retrato de ellos, ó por decirlo mejor, un compendio de sus extravagancias y desvíos.

Y al sentirse empujada al descanso y a la dulzura, Carmen subía su sacrificada voluntad a la excelsitud del propósito encendido en su alma, y sus labios, plegados en muda queja, musitaban: Quiero ser santa..., quiero serlo. La miraba Salvador aquella tarde sin reproches ni desvíos, adivinando toda la tormenta ruda y callada de aquel inocente espíritu.

Por esto ponía buena cara a todos los desvíos de la suerte: ella acabaría por entregarse vencida. Dos días antes, al pasar por la calle de Alcalá, frente al Ministerio de Hacienda, había encontrado a don Gaspar Jiménez, primer marqués de Jiménez, aquel senador pariente de la señora que le amparaba en su buena época.

La culpa de los desvíos de Pepita, decía mi padre, es sin duda su orgullo, orgullo en gran parte fundado: ella es naturalmente elegante, distinguida; es un ser superior por la voluntad y por la inteligencia, por más que con modestia lo disimule; ¿cómo, pues, ha de entregar su corazón a los palurdos que la han pretendido hasta ahora?

Dotado él mismo de una agilidad y precisión de mano incomparable, y tan seguro de su vista como de su mano, el señor de Sontis no daba entrada a su adversario; lo ofuscaba y deslumbraba con su rápido cambio, aprovechándose de los desvíos a los cuales se entregan siempre en la parada las espadas violentas, al lanzar desenganches de una rapidez fulminante.

Y así había reunido Manzanares sus primeros centenares de pesos, aguantando golpes y hurtando el cuerpo al facón de los parroquianos ebrios, más temibles que los indios. Al volver a Buenos Aires, por uno de esos desvíos de profesión tan comunes en las tierras nuevas, el servidor de vasos de caña y pedazos de charqui había entrado en una tienda de ropas de lujo.

Su mujer, que le adoraba con locura y con una suprema bondad le había perdonado sus desvíos, sobrellevó el doble martirio de verle morir y de escuchar el nombre de la perdida articulado por él inconsolablemente en las alucinaciones que precedieron su agonía.

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