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Actualizado: 21 de junio de 2025
Ella es la autora de sus revoluciones; de la pereza propia de los climas cálidos; de la embriaguez a que incitan los climas fríos; de la afición desmedida al juego en gentes que nunca gustaron del placer de la lectura; de la imprevisión y falta de ahorro en países acostumbrados a la abundancia. Algunos hasta la increpan porque su república tiene pocos ferrocarriles...
No; el claro y abundante manantial de amorosas venturas, el tesoro de hechizos, el cáliz colmado de licor de celestial bienandanza, que con el auxilio de los dioses ella ha creado y en sí tiene, no puede ni debe tocar a labios impuros, apagando su sed, ni puede ser entregado para que le goce y profane a quien no sobresalga entre el vulgo de los mortales con eminencia desmedida.
Los hombres, por el afectado descuido de su persona y por su desmedida afición al flamenquismo, no son dignos de figurar al lado de ellas. Isabel y sus amiguitas, las de Enríquez, fueron de las últimas en llegar, y se acomodaron en un palco bajo. La condesita estaba radiante de belleza y elegancia.
Lo mismo digo de las frutas, todos los frutales se crían y fructifican bien, particularmente los naranjos y limones, que crecen hasta llegar a una corpulencia desmedida.
No había matrimonios ventajosos que bastasen, con esta desmedida facultad prolífica, a sacar a la raza del temor muy racional de dar al fin en la miseria.
Y aun se decía más: se decía que nuestro personaje había contraído en Inglaterra un vicio, no tan raro en aquel país como lo es en cualquier otro fuera de las islas. Al menos el vizconde de Aymaret, juez competente en estas materias, aseguraba a su mujer que ese diablo de Pierrepont trajo de por allá una afición un tanto desmedida al Jerez y al brandy.
El 12, al salir el sol, seguimos nuestra navegacion: á la legua encontramos una canal; la sonda de á vara. Hace aquí una vistosa isla de monte al S y N: aquí se divide el rio en dos brazos; el del S es de mas aguas. Observamos una barranca que mira al poniente, de desmedida altura; su cimiento de piedra pómez: aquí paramos. La sonda de tres varas; salvo las expresadas canales.
Aquí diremos solo que la ablucion menor, ó purificacion sagrada, requisito indispensable antes de toda oracion, se pierde por cualquiera especie de secrecion, por el vómito, por el sueño, por la risa desmedida, por el deliquio, etc.: de modo que un muslim escrupuloso debe estar casi todo el dia remojándose y maniobrando con aquello que hasta los mismos hebreos, pueblo reconocido como carnal, prohibian mirar como si ofendiese y manchase la vista.
No acertaremos jamás los mínimos y escrupulosos cronistas del señor Joaquín el Leonés, cuál fuese la razón secreta y potísima que le llevó a vedar siempre a su hija el uso del café, cual si fuese emponzoñada droga o pernicioso filtro: caso tanto más extraño cuanto que ya sabemos la afición desmedida, el amor que al café profesaba nuestro buen colmenarista.
Cinco hijas llegó a tener don Manuel del Valle, mas antes de ellas le había nacido un hijo, que desde niño empezó a dar señales de ser alma de pro. Tenía gustos raros y bravura desmedida, no tanto para lidiar con sus compañeros, aunque no rehuía la lidia en casos necesarios, como para afrontar situaciones difíciles, que requerían algo más que la fiereza de la sangre o la presteza de los puños.
Palabra del Dia
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