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Actualizado: 8 de mayo de 2025


La pérdida es crecida, y ademas irreparable: el pérfido ha tomado sus medidas con tanta precaucion, que el desgraciado Eugenio no ha advertido la estratagema hasta que se ha visto enredado sin remedio.

Hubiera sido un atentado contra las leyes establecidas por los antiguos, más conocedores de la vida que los hombres del presente. El hermano del herido ó del muerto sólo atendía al que estaba en el suelo, sin preocuparse de atajar á su agresor. Tiempo le quedaba de ir en busca del que se había «desgraciado», allá donde estuviese, para «desgraciarse» á su vez, ejerciendo el derecho de la venganza.

Más de mil años se habían resignado los parias, con el pensamiento puesto en el cielo, confiando en una compensación eterna. Pero el cielo estaba vacío. ¿Qué desgraciado podía ya creer en él?

Dicho sea en honor de la verdad, Ricardo cuando pidió el traslado sentía ganas vehementes de perder de vista para siempre aquellos lugares, donde tan feliz había sido y donde iba a ser tan desgraciado; mas ahora, después de transcurrido un mes, se habían calmado un tanto sus congojas y andaba cerca de acostumbrarse a su desgracia. No obstante, seguía muy abatido. Toda la villa lo advertía.

Uno de aquellos jóvenes se levantó del asiento y estrechó la mano del sabio con veneración diciéndole: Señor Pareja, me haría usted el más desgraciado de los hombres si no influyese para que me reservaran una butaca el día del estreno de su drama.

He tenido la desgracia de hacerle un favor contestó Ignacio , y desde entonces.... ¡Oiga! ¿A eso llama usted desgracia? Pues muy desgraciado está usted siendo desde esta mañana, porque me hizo usted cien favores ya. Sonriose Artegui de nuevo y miró a la niña. No consiste la desgracia dijo en hacer el favor, sino en que se lo agradezcan a uno tanto.

Mientras que Hullin, al frente de los montañeses, se preparaba para la defensa, el loco Yégof, aquel ser inconsciente, aquel desgraciado que llevaba en la cabeza una corona de hojalata, aquella dolorosa imagen del alma humana herida en su parte más noble, más hermosa y más importante, la inteligencia, el loco Yégof, con el pecho descubierto, los pies desnudos, insensible al frío, como el reptil preso en el hielo, vagaba de montaña en montaña, en medio de las nieves.

Porque los compañeros de armas del valiente Santiago, que se apretujaban los unos contra los otros, al oír aquel ruido imprevisto, se aproximaron tan bruscamente a él, que el desgraciado héroe fue precipitado por la escotilla que tenía a sus pies, y desapareció.

Casi, casi puede un hombre ser desgraciado, por tener el consuelo de verse rodeado de tantas almas buenas. Reciban todos mi saludo y mi agradecimiento; si me muero, como en señal de despedida; si vivo, como en señal de testimonio.

Hay entre mis conocimientos muy malas lenguas que critican todo lo que se hace sin su intervención... Se ha criticado mucho mi proyecto de matrimonio con el señor de Sorege y como no se encontraba nada reprensible en su conducta, han recurrido á la de sus relaciones... De este modo he tenido que conocer ese desgraciado asunto de Freneuse.

Palabra del Dia

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