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Actualizado: 8 de junio de 2025


Esta nos cerciora de que pensamos, de que deseamos, de que sentimos, de que experimentamos una infinidad de afecciones, las unas sujetas á nuestra voluntad, y como hijas de la actividad que hay allá en el fondo de nosotros mismos; otras independientes de nosotros, que nos vienen sin nuestra voluntad, á veces contra ella, y cuya reproduccion no está siempre en nuestra mano.

Hablando como es justo la verdad, Que el hombre es lo que solo allá les resta, Pues vemos plomo saca Melgarejo, Y hierro, con tener poco aparejo. Al Paraná es ya tiempo que dejemos, Y al Paraguay ameno revolvamos; En el cual á la clara bien veremos, Que está cifrado el bien que deseamos.

Y lo primero que hizo fue estirarse todo el cuerpo, y luego se fue donde estaba Rocinante, y, dándole dos palmadas en las ancas, dijo: -Aún espero en Dios y en su bendita Madre, flor y espejo de los caballos, que presto nos hemos de ver los dos cual deseamos; , con tu señor a cuestas; y yo, encima de ti, ejercitando el oficio para que Dios me echó al mundo.

No; nosotros deseamos conocer, como los hombres de otros tiempos, el vino y la guerra, los dos placeres divinos de los humanos; queremos vivir en un minuto todo un siglo de angustias y de orgullos.

2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; 3 y les decían los hijos de Israel: Deseamos que hubiéramos muerto por mano del SE

Pues deseamos ver ese chal y saber su precio. Uno de los lacayos tiró inmediatamente de una campanilla, y nos rogó que pasáramos á otro piso. Subimos dos rellanos de una escalera elegantemente alfombrada, y ya vimos en el piso principal á un caballero que nos esperaba.

Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, ó con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad?

Les hizo mucha gracia el que me hubiese casado, no por qué, y se rieron a mi costa un rato. Uno de ellos me dijo, con semblante risueño y protector: Bien, amigo Sanjurjo; le doy a usted la enhorabuena. Todos le deseamos muchas felicidades y que no tarde usted en volver en comisión, con otros diputados provinciales, a gestionar la rebaja de la tarifa de Consumos.

¡Felices ellos! ¡Qué de ilusiones! Todos hemos pasado por lo mismo... Lo malo es que deseamos marchar adelante en busca de algo más, cuando debíamos quedarnos con lo que tenemos. El príncipe asintió con la cabeza, repitiendo lacónicamente: ¡Felices ellos! Su voz era un réquiem. Estos encuentros sucesivos le hacían pensar en la muerta comunidad de la que era jefe irrisorio.

Y me digo: «¡Mejor! ¡Mejor! ¡Que se apene! ¡Que padezca! ¡Eso será señal de que me quiere y piensa en miPerdóname. El amor es egoísta. Deseamos la dicha de la persona amada, y, sin embargo, nos complace que padezca y llore como nosotros. ¿Verdad que estás triste, y que hasta tienes ganas de llorar, porque no estoy allí, a tu lado, y no me ves, ni oyes mi voz?

Palabra del Dia

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