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Actualizado: 30 de abril de 2025
¿Aónde va ese hombre? Y al decir esto se incorporó en el asiento, atrayendo con las rodillas hacia su pecho el ladeado rifle. Iba a un gran campo vecino, donde trabajaban los jornaleros del cortijo. El Plumitas se tranquilizó. Oiga usté, señó Juan. Yo he venío por er gusto de verle y porque sé que es usté un cabayero, incapaz de enviar soplos... Aemás, usté habrá oído hablar der Plumitas.
Yo sé dónde darle a un cristiano pa que caiga reondo, pa que dure algo entoavía, y pa que pase rabiando unas cuantas semanas acordándose der Plumitas, que no quié meterse con nadie, pero que sabe sacudirse a los que se meten con él. Doña Sol sintió otra vez la curiosidad de conocer el número de sus crímenes. ¿Y muertos?... ¿Cuántas personas ha matado usted?
¡Gachó, buena mano tiés! dijo Potaje con admiración . ¿Y el otro? No sé; debe andá po er mundo. Se fue der pueblo, pidió ser trasladao con toa su valentía; pero yo no le orvío. Tengo que darle una razón. A lo mejor, me disen que está al otro lao de España, y allá voy, aunque estuviera en er mismo infierno.
No te pido papiris der Banco; suerta manque sean tres perrillas más. En sus exploraciones en torno del mercado, cuando vagaban aburridas, sin encontrar parroquianas, plantábanse audazmente ante los hombres que salían de las tabernas o los comerciantes que tomaban un poco de aire a la puerta de sus establecimientos. ¿Te la digo, grasioso?
Bouterwek, Geschichte der Poesie und Beredtsamkeit, dritter Band: Göttingen, 1804. A. W. v. Schlegel, Sobre el teatro español, en la Europa, de Fr. Schlegel; después, con más extensión, en las Vorlesungen über dramatische Kunst und Literatur, 14ª Vorlesung . Blankenburg, Literarische Zusätze zu Sulzér's Allgemeiner Theorie der schönen Künste: Leipzig, 1796.
L. Weigert, Untersuchungen zur spanischen Syntax auf Grund der Werke des Cervantes. Berlín, Mayer & Müller, 1907, págs. 170-174. la perra mora. Baile recordado por Cervantes, La ilustre fregona, CLÁS. CAST., I, 287, y por Quiñones de Benavente, Nueva Bibl. de Aut. Esp., X, x. b.
¡Mardito seas tú y el roío der amo que te crió! ¡Así se güerva veneno la hierba que coman toos los de tu raza!... Garabato vino a avisarle que en el patio le esperaban unos amigos. Eran aficionados entusiastas: los partidarios que venían a visitarle en días de corrida.
Saludemos, pues, al altísimo poeta con las mismas palabras con que saludaba a Fausto la profetisa Manto: Den lieb' ich, der Unmögliches begchrt! Yo amo a aquel que desea lo imposible. Fausto, en este sentido, esto es, la sombra de Fausto, su idea, que Goethe lleva en sí, vuelve del seno de las Madres.
A falta de mejores argumentos, abrumó con injurias las creencias de aquellos burlones. ¿La Biblia?... «¡líquido!» ¿Lo de la creasión der mundo en seis días?... «¡líquido!» ¿Lo de Adán y Eva?... ¡«líquido» también! Too mentira y superstisión.
A los pocos pasos, un gitano joven, bronceado, con las mejillas roídas, oliendo a ropa sucia y a viruelas, quedaba como en éxtasis, con el sombrero pendiente de las dos manos, y rompía a cantar también a «la mare», «maresita der arma», «maresita e Dió», admirado por un grupo de camaradas que aprobaban con la cabeza las bellezas de su «estilo».
Palabra del Dia
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