Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de noviembre de 2025


El Magistral dominaba por completo a Olvidito y Olvido mandaba en su papá por la fuerza del cariño y por su conocimiento de lo que llamaban allí buen tono. Olvido era una joven delgada, pálida, alta, de ojos pardos y orgullosos; no tenía madre y hacía la vida de un idolillo próximamente, suponiendo actividad y conciencia en el ídolo.

Su esposa, que entraba también en el comedor cuando Tristán, formaba con él raro contraste; delgada, ojos inquietos, rostro afilado, movimientos espasmódicos. ¿Han llegado los niños, Eugenia? preguntó Escudero . Buenos días, Tristán. ¿Qué tal de excursión? ¿Han quedado todos buenos? La señora respondió que los niños acababan de llegar.

Al otro lado del abrevadero... Es aquella muchacha alta, delgada y morena que acaba de salir del agua. ¡Porque ella se baña...! Puede resistir la prueba del agua, que fortalece sus carnes, en vez de poner de manifiesto, como en algunas, las injurias del tiempo. LA SE

Las damas toman el ascensor, que las lleva hasta el primer piso. La condesa llama; se abre una puerta; un lacayo muy correcto introduce a estas damas en un salón y poco después aparece la señora Maschine. Es una mujer joven, alta, delgada y de una belleza soberana; luce un vestido de interior muy modesto, pero de una elegancia discreta. Presentaciones.

Otras noches es ella la que está desnuda. «Me va a coger el invierno sin un hilo sobre mi cuerpo». El mancebo sonríe con amabilidad, figurándose de buen grado a la dama delgada, pero de buenas formas, tiritando en camisa bajo los rigores de una nevada....

Yo contemplaba a Amparo con el mismo placer con que se contempla una cosa bella, fresca, pura, encontrada por acaso en el erial de la vida. Era una niña, en toda la extensión de la frase, espigadita, esbelta, con bonitas manos, ojos hermosos, y una montaña de cabellos negros y brillantes, agrupados en trenzas: muy blanca, muy pálida y muy delgada.

Pero convencido de que era inútil luchar contra un temporal tan deshecho, renunció a agarrarse a él. D.ª Carolina era del mismo corte y figura que su hija Presentación, esto es, delgada, nerviosa y con unos ojillos vivos y penetrantes que los años habían hundido y rodeado de un círculo oscuro y fruncido.

Acababa de dejar sobre la mesa de Moreno dos cartas, una de ellas muy abultada, con el sobre abierto, mostrando su interior repleto de papeles. Había estado escribiendo una parte de la noche en su alojamiento, para condensar en estas dos cartas todos sus asuntos. Señaló la más delgada y dijo:

Era alta, delgada, rubia, graciosa, pero no tanto como pensaba ella; sus ojos pequeñuelos que cerraba entornándolos hasta hacerlos invisibles, tenían cierta malicia, pero no el encanto voluptuoso por lo picante, que ella suponía. Al tocarla la mano cuando no tenía guante, notaba el tacto el pringue de alguna golosina que Visita acababa de comer.

Pero alto allá: este otro papel es de fresca data, y envuelve otro papel cerrado y sellado con blasones y armerías. Antúnez no se contenta ya con la delgada usura de los aldeanos, y presta también a los grandes señores.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando