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Actualizado: 21 de junio de 2025


674 No el tiempo que corrió en aquella sepoltura; si de ajuera no lo apuran, el asunto va con pausa; tienen la presa sigura y dejan dormir la causa. 675 Inora el preso a que lado se inclinará la balanza, pero es tanta la tardanza que yo les digo por : el hombre que dentre allí deje ajuera la esperanza.

Aquella primera noche, en vez de saborear la excelente comida que me habían preparado mis cocineros, dejé que los caballeros de mi séquito la despachasen a su gusto, bajo la presidencia de Sarto, mientras yo cabalgaba en compañía de Tarlein hacia la villa de Zenda y más particularmente hacia cierta posada que allí conocía.

Un hombre que se deja en un distrito de cincuenta mil duros para arriba es, indudablemente, un hombre que favorece al distrito, y el pueblo, agradecido, debe votarle... A no ser que el candidato contrario se deje lo doble. Un lector me envía la siguiente carta: «Sr. D. Julio Camba.

Contentese D. Fadrique con Sicilia ganada, y conservada por nuestro valor; deje á D. Fernando su sobrino los trabajos de una guerra incierta y peligrosa, estas Provincias destruidas, y sola la esperanza de conquistar nuevos reinos, y señoríos.

No contestó don Jacobo, la dejé en el vado Scott. No llegará hasta dentro de media hora. Dime, ¿qué tal marcha la suerte, Moreno? ¡Pésimamente mal! dijo Moreno con repentina expresión desesperada.

Lo veía a menudo, y aun cuando sabía que llevaba una vida precaria cuidando caballos de carrera, le dejé que me festejara. Al principio, lo confieso, me enamoré de él, cosa que no pasó inadvertida para Herberto Hales, y durante ese verano en Mayvill, al caer la noche, tuve muchas entrevistas secretas con él en el parque.

Yo, algo impaciente, me levanté y la dije: Nada, decidirás. Yo ya te he indicado lo que te puede pasar. No qué aconsejarte. La muchacha suspiró más fuerte, y viendo que me disponia a salir, me detuvo. No, no me deje usted. ¿Qué quieres que haga? La Shele pensó un momento, y dijo: ¡Escríbale usted al señorito Juan! Le escribiré, pero va a tardar mucho en saber la noticia.

Andaba la casa alborotada; pero, con todo, comía la sobrina, brindaba el ama, y se regocijaba Sancho Panza; que esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena que es razón que deje el muerto. En fin, llegó el último de don Quijote, después de recebidos todos los sacramentos, y después de haber abominado con muchas y eficaces razones de los libros de caballerías.

»Usted, Antoñita, rebosante de vida y juventud, dotada de gracia y de hermosura, tiene derecho a disfrutar la dicha que de seguro le reserva el porvenir. No se deje, pues, dominar por el dolor que a su tío y a nos arrastra hacia el sepulcro... El sentimiento de haber perdido a una hermana no debe abrir en su alma un abismo tan profundo como lo abre la pérdida de una novia, o de una hija.

Viendo esto, he tenido la audacia de pedir al cielo que Vd. se deje vencer, que usted deje de querer ser clérigo, que nazca en su corazón de Vd. un amor tan profundo como el que hay en mi corazón.

Palabra del Dia

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