United States or San Marino ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los únicos recuerdos que me quedaban de la existencia de mi padre eran éstos: en los escasos momentos en que le daba un poco de reposo la enfermedad que le consumía, salía, ganaba a pie el muro exterior del parque y se paseaba horas y horas tomando el sol, marchando penosamente apoyado en un grueso bastón, dándome la impresión de la ancianidad decrépita.

En el frente de la decrépita y pobre casa, un agujero indicaba dónde estuvo en otro tiempo el escudo, y debajo de él se adivinaban, más bien que se leían, varias letras que componían una frase latina: Post funera virtus vivit.

Los dueños de las «pulperías» enclavadas en la vertiente de los Andes sobre el Pacífico le vieron pasar hacia la Puna de Atacama con su mula decrépita pero todavía animosa. Tenía la energía de los animales humildes, que hasta el último momento de su existencia aceptan la esclavitud del trabajo. En vano aquellos hombres dieron consejos al gaucho para que volviese atrás.

En aquel tiempo los jóvenes se abrían paso fácilmente entre la multitud decrépita; aquellos que, con todo el vigor de la fe y toda la fuerza de la edad primera, emprendían la propagación de las nuevas ideas, se imponía infaliblemente, adquiriendo una alta y envidiada posición social. El se creía superior, ¿á qué negarlo?

Abundaban en aquella calle las tiendas de filigranas de plata y oro, trabajadas éstas del propio modo que en tiempos de la Reina Católica, y había también bastantes librerías..... ¡Librerías en Salamanca! ¡Era de esperar! En todo lo demás, nosotros cogíamos intacta y con el polvo de los siglos la decrépita Calle de la Rúa.

Nada hay más peligroso para el hombre que pasar en breve tiempo por todas las ilusiones de una larga vida; y Jacobo, con ese afán de gozar que caracteriza la sociedad presente, que teme dejar para mañana el placer de que puede disfrutar hoy, que precipita las edades y pasa de la infancia a la vejez decrépita, suprimiendo la juventud si es que por juventud se entiende esa edad venturosa en que brotan del corazón nobles impulsos y bullen en la mente generosas ideas, que constituyen más tarde, después de solidificadas, los grandes caracteres; Jacobo, decíamos, había recorrido aquella larga jornada en menos de treinta años...

Quise saber si verdaderamente la desaparición de Ti-Chin-Fú fué funesta a la decrépita China; leí todos los periódicos de Hong-Kong y Shang-Hai, velé noches enteras sobre historias de viajes, consulté sabios misioneros; y artículos, hombres, libros, todo me hablaba de la decadencia del Celeste Imperio: ¡provincias arruinadas, ciudades moribundas, plebes hambrientas, pestes y rebeliones, templos en ruinas, leyes sin autoridad, la descomposición de un mundo, como una nave encallada que el mar deshace tabla por tabla!

Una sociedad decrépita, pero conservando aún esa tenacidad incontrastable que distingue á algunos viejos, sostenía encarnizada guerra con una sociedad lozana y vigorosa llamada á la posesión del porvenir. En este libro asistiremos á algunos de sus encuentros. Sigamos nuestra narración.

Algunos individuos, muy entrados en años, que vivían aún en la época del Inspector Pue, y de cuyos labios había éste oído la narración que confió al papel, recordaban haberla visto cuando jóvenes, y cuando dicha Ester era ya muy anciana, aunque no decrépita, y de aspecto majestuoso é imponente.

No estaban solos; había con ellos una vieja decrépita, cubierta la cabeza con la blanca toca de las caseras vascongadas, esforzándose por cargar en sus hombros, ayudada de los novicios, un pesado haz de leña que había puesto en el suelo para tomar alientos un instante y descansar.