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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Cuando bajaba a prestar declaración a la salita de rojo dosel, que está junto al despacho del alcaide, Isidora contestaba a las preguntas del juez con serenidad tranquila, con confianza en su derecho y al mismo tiempo con un aire de superioridad que cautivaba, preciso es decirlo, al mismo señor juez dignísimo y al escribano.
Y al fin pudo adivinar el francés que su suegro, al hablar de seriedad, aludía á la entereza de carácter. Según declaración espontánea de Madariaga, desde los primeros días que trató á Desnoyers pudo adivinar un genio igual al suyo, tal vez más duro y firme, pero sin alaridos ni excentricidades.
Su declaración provocó esta vez más una grande hilaridad en el espíritu tanto menos sencillo de la clase. Sólo Manuel Peralta no se rió, absorbido por la lectura de algo que disimulaba dentro de su pupitre.
A los ocho días de la declaración, cuando Julio se atrevió a pedirle dinero otra vez a Bonifacio, los amores de este con la Gorgheggi no habían pasado de los deliciosos preliminares que, por culpa del carácter del varón que en ellos tenía interés, amenazaban prolongarse indefinidamente.
Y mientras matizaba con sus exclamaciones la relación de la joven, pensaba con alarma que ya estaban en la calle de Gracia y él todavía guardaba en el cuerpo, completamente inédita, la declaración que tanto le inquietaba. En cuanto llegasen a la próxima esquina, interrumpía a la joven, aun a riesgo de ser descortés.
Conde de Floridablanca en su declaracion á la consulta sobre los yerbales de Misiones.
¿Pero Herminia ... padrino mío?... ¡Herminia! Es posible que ni siquiera conozca esas cartas ... En todo caso es preciso tener el valor de preguntárselo. Á esta declaración Mauricio palideció. ¡Qué! ¿Ponerla al corriente de esta infamia? ¿Interrogarla sobre tal asunto? Sí, ponerla al corriente; no interrogarla: consultarla lealmente como persona leal que es.
Aparentando buscar algo entre los papeles, continuó: Aquí está su declaración debidamente firmada. ¿Espera usted todavía salvarlo? Diciendo esto la miró. La rusa tenía otra cara.
Después de un larga pausa, todavía dijo Coca: Un mes es demasiado, Laura... Esperaré sólo quince días, que ya es bastante. Laura no contestó. Hizo como si estuviera absorta en sus oraciones, o acaso durmiendo ya. No se dejó esperar la declaración de don Mariano.
Según declaración de su mujer, Luisa de Robles, ha partido á Navalcarnero, á donde decía haber ido su esposo á causa de estar muriendo un hermano suyo. Preguntada además si sabía que acompañase alguien á su marido, contestó que no: pero que podrían saberlo los de las caballerizas, porque siempre que Montiño hace un viaje, lo hace sobre cabalgaduras de su majestad.
Palabra del Dia
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