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Actualizado: 5 de junio de 2025


Y diciendo esto se hizo un poco a un lado para dejarle sitio en el mismo canapé. El inspector general no deseaba sino obedecer a invitación tan amable; pero, no sabiendo qué hacer de la taza que tenía, en la mano, hizo ademán de ir a dejarla sobre una mesilla. La señora Liénard se levantó corriendo, le tomó la taza de las manos y fue a darla a un criado que pasaba entonces con una bandeja.

Y sírvale a usted de gobierno, por lo que pueda importarle. »No lo que me dijo en demostración de su contento, porque mientras un criado que había acudido a mi llamada le entregaba en el vestíbulo el sombrero y el bastón, yo buscaba, retrocediendo por el estrado, el camino del gabinete de mi madre, para darla cuenta del definitivo resultado de mis planes.

En efecto, el sonido sordo y tardío de este vocablo, suministra la idea exacta de un entendimiento que se despereza, que abre la boca con trabajo, que balbucea un nombre con la lentitud ébria del que se duerme: en el sonido de la palabra tonto hay algo parecido al de la de sapo, y esta única relacion es más que suficiente para darla una propiedad y una fuerza admirables.

Muchos que escaparon de Córdoba con vida fueron á darla por Jesucristo algunos años despues en los dominios de los reyes cristianos, á manos de los mismos muzlimes cordobeses.

La pobre vieja llora y quiere irse, pero soy capaz de darla una paliza si se menea de ahí. Me han de tener á la vista siempre. Hay para rato si piensan librarse de ... Ahora, don Luis, han discurrido algo mejor. Quieren quitarme el suelo así como me han robado el techo. Piensan excavar la roca hasta que la casa se quede en el aire, sobre sus estacas, para ver si así me voy... ¡Pues no me iré!

¿Está bien o no está bien que nos valgamos hoy en España de un método parecido? Hallo tan comprometido el contestar a la pregunta, que no atino con la contestación útil y justa y no me resuelvo a darla. Paréceme, no obstante, que entre nosotros hay en el día circunstancias que deben movernos a ser más indulgentes que ásperos; a consolar y alentar en vez de censurar.

¡Eso es inevitable, Pepe! exclamó el concejal en un estado tan triste y miserable que daba pena verlo. Bien, pues si no puedes vencer esa chifladura, lo mejor es no darla a conocer. ¿Por qué tratas de persuadir a Esperancita de que te mueres por ella? ¿Crees que eso sirve para algo? Procura convencerla de lo contrario y verás cuánto mejor es el resultado.

La vida tiene otras exigencias. Es posible el sacrificio como algo momentáneo, heroico, que sólo puede durar poco tiempo: ¡pero el sacrificio por toda una existencia!... Recuerda, Teri, tu frase habitual: «La vida es la vida». Hay que darla lo que es suyo.

En esta partición reservó D. Acisclo para doña Luz los pocos libros que el fraile poseía. No ignoraba D. Acisclo que el padre estaba escribiendo una obra y hasta pensó en que podría él darla a la estampa, aunque hubiese quedado incompleta.

Comprendí que tenía delante una pobre existencia necesitada de amparo. Nunca mi hastío de la vida llegó hasta el punto de hacerme indiferente a las desgracias ajenas. Metí la mano en mi bolsillo y saqué una moneda. Era una onza. Yo había pensado darla un napoleón. Sin embargo, alargué la mano hacia la niña y la entregué la onza. La chica la tomó, probó su peso y se puso gravemente seria.

Palabra del Dia

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