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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Según doña Rebeca y su hija, los jóvenes favorecidos por el hidalgo podían considerarse unos ladrones, los secuestradores de la débil voluntad de un loco, cuyo testamento constituía un «atentado contra los sagrados derechos de la familia, una estafa perpetrada por aquel santurrón hipócrita y aquella gatita mansa....»
Se nombró madrina del oficiante a D.ª Eloisa, por indicación de aquél. Ninguna tenía mejor derecho para ello; pero todas se creían con tanto, y esto volvió a originar secretos resentimientos y algunas palabrillas desagradables. El preste volviose hacia el pueblo y cantó con voz débil y temblorosa: Dominus vobiscum.
El sentir que de su voluntad siempre tornadiza, impresionable y débil iban ahora a depender sucesos tan importantes, la suerte de varias personas, le sumía en una especie de pánico taciturno y desesperado.
De siglo en siglo, de año en año, de día en día, ese río que parece débil ante el poderoso mar, consigue penetrar en él, y hasta se puede calcular cuánto avanzará en un período dado por la uniformidad de su marcha. Pues bien, esta victoria del río sobre el océano, es debida á los mil pequeños arroyuelos y arroyos de las laderas y los montes.
Salvado Kane por los esquimales, que no habían sabido abusar de la fuerza que les daba el número, ni de la miseria extrema en que veían sumidos á los exploradores, déjales su embarcación en medio de los hielos. Débil, extenuado, consigue por medio de un viaje, que duró ochenta y dos días, volver al Sur, empero allí encuentra la muerte.
El señor Macey, que era ahora un débil anciano de ochenta, y seis años que nunca se le veía sino junto al fuego y tomando el sol en el umbral de su puerta, emitía el parecer de que, cuando un hombre había procedido como Silas con la huérfana, era una señal de que su dinero reaparecería o de que por lo menos el ladrón tendría que dar cuenta de él.
Aun no habia convalecido de una grave enfermedad que le habia asaltado, cuando llega á la Paz la noticia de una fuerza que Tupac-Catari organizaba en las Peñas. Débil, y extenuado por sus padecimientos, Reseguin halla en su alma vigor bastante para reanimar sus fuerzas abatidas.
El guerrero se zafa aquí por un expediente revolucionario del problema que tanto ha embarazado al pobre molusco. «Respirar á pesar de la concha.» A lo que contesta: «Respiraré por el pie, por la mano. El punto débil por do pudiera ser habido, lo coloco en el arma de guerra. ¡Que vengan, pues, á atacarme por ahí!» El no teme otro enemigo que las borrascas y las rocas.
Y movido por este anhelo, con voz sumisa y débil, no en una vez sola, sino en varias veces, en diferentes visitas que el Padre Ambrosio le hizo, le fue manifestando en breves discursos su pensar y su sentir más íntimos.
Junto con estos rumores llegó a oídos de Jaime un débil tamborileo y una voz de hombre que entonaba un romance ibicenco.
Palabra del Dia
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