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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Por estas razones, por las comparaciones que puede hacerse de su lectura, y por las curiosas noticias que contiene, acerca de una provincia tan poco conocida, me hace la dedique unas páginas de este libro. El manuscrito es de grandes proporciones, así que he copilado y extractado lo que tiene más interés.
Y en pago del buen rato que me habéis hecho pasar, voy a contaros otras no menos raras y curiosas, pero que tienen la ventaja de ser más recientes. FERRANDO. ¿Cómo! GUZMÁN. Se entiende que nada de esto debe traslucirse, porque es una cosa que sólo a mí, a mí particularmente se me ha confiado. JIMENO. ¿Pero de quién? GUZMÁN. De otro modo me mataría el Conde. FERRANDO y JIMENO. ¡El Conde!
Sé que ustedes dos han sido amigos muy buenos e íntimos de Blair, mientras yo, debido a ciertas circunstancias curiosas, me he visto obligado, hasta hoy, a permanecer enteramente en el fondo del escenario, como su amigo secreto.
Por eso mismo hemos recogido estos apuntes anecdóticos esparcidos acá y allá en las biografías y en las revistas francesas, más curiosas de la vida al detalle de los grandes hombres que las revistas españolas. Los argonautas del vellocino de... cobre
[87.] Pero una de las consecuencias mas curiosas y extrañas que resultan de esta teoría, es la demostracion
De cada diez casas seis por lo ménos os llamarán la atencion por sus extrañas formas, sus techos puntiagudos, sus fachadas triangulares, sus balcones esculpidos, sus curiosas ventanas superpuestas ó pareadas de un modo singular, sus muros compuestos de trozos de madera conbinados en forma de red, sus tejados que parecen madrigueras de ratas ó palomares amontonados en desórden.
Estas noticias, por las cuales se viene en conocimiento de lo que era una parte de la población de Sevilla entonces, son en extremo curiosas y dignas de ser recordadas, máxime cuando el mayor número de los alumbrados pertenecían al sexo bello y eran, además, jóvenes y bien parecidas.
Tal es el suceso ocurrido á la ronda de noche en 1642, digno, por cierto, de ser recordado entre las curiosas memorias sevillanas de otros tiempos. Vivió en Sevilla un caballero, de nombre don Diego Villegas, que tenía el cargo de Juez Contador Mayor de la Casa de Contratación, era persona muy bien relacionada y tenía muchos y buenos amigos.
Inundose el centro de la calle de mozos despechugados que blandían sus palos dando vivas a la Virgen. Las mujeres, despeinadas y míseramente vestidas, agitaban sus brazos al verse en el centro de Sevilla, en la calle de las Sierpes, por donde sólo pasaban de tarde en tarde, desfilando bajo las miradas curiosas de lo mejor de la ciudad.
13 Tampoco admitas las ociosas, enseñadas a andar de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también parleras y curiosas, hablando lo que no conviene. 15 Porque ya algunas han vuelto atrás en pos de Satanás. 17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honra; mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.
Palabra del Dia
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