Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de julio de 2025
Cabildeos por acá, reuniones por allá, ofertas de este lado, súplicas del otro, grupos en aquel rincón, voces en este pasillo, citas a deshora, carruajes que van, personajes que intervienen.... Y entretanto, la prensa hablando de crisis; refiriendo idas y venidas; resultados que se esperan; fines que se temen; bofetones que se dieron, y lances de honor que se arreglan.
Tal vez su ruidosa alegría dependiera del mal estado de sus nervios, fuese una continuación de la crisis. Así que con timidez le insinuó la idea de acostarse. Elena protestó inmediatamente. Se hallaba admirablemente: no sentía ningún sueño.
Trátala como a una flor, y así como yo procuro rodearla de una atmósfera templada, rodéala tú también de un amor suave y sereno. Ya se me alcanza lo difícil que es esto para un hombre joven y fogoso como tú; pero considera que en lo que te pido va su propia vida y que, si vuelve a repetirse la crisis, ya no respondo de nada.
También la casa de Gumersindo Arnaiz, hermano de Barbarita, ha pasado por grandes crisis y mudanzas desde que murió D. Bonifacio. Dos años después del casamiento de su hermana con Santa Cruz, casó Gumersindo con Isabel Cordero, hija de D. Benigno Cordero, mujer de gran disposición, que supo ver claro en el negocio de tiendas y ha sido la salvadora de aquel acreditado establecimiento.
Por este tiempo la naturaleza de Lola sostenía una terrible crisis, luchando con la pobreza de su constitución. Lola era el melancólico lirio que poco á poco doblega su esbelto talle.
Sobre este pueblo ha llovido en pocos años cuantas plagas son imaginables: crisis económicas que han reducido á polvo en una noche fortunas tradicionales; epidemias asoladoras que han diezmado las familias y cubierto de luto á la población.
La señora de Villanera no la abandona ni un instante; don Diego se porta admirablemente; en cuanto a mí, hago todo lo posible, es decir, muy poco. Es inútil ensayar un tratamiento que añadiría sufrimientos sin aumentar las probabilidades de curación. ¡Es usted muy dichosa, señora, de tener tanta belleza como salud! »Si esta crisis no es la última, intentaré el amoníaco o el yodo.
Cuando siente Delaberge tales añoranzas pregúntase si no ha despreciado estúpidamente el todo por la nada, y entonces llena su mente y le obsesiona la idea del matrimonio. Se mira al espejo, se dice que es joven todavía y murmura como Juan de Lafontaine: «¿Ha pasado ya para mí el tiempo del amor?» Pero ni aun durante estas crisis de tristeza le abandona del todo su habitual egoísmo.
Soledad, al escucharlas, se puso más pálida que la cera, y sin responder ninguna, sin hacer siquiera un gesto, se dirigió precipitadamente á la puerta y salió. Crisis. Salió y emprendió una rápida carrera al través de las calles, sin saber dónde iba. El corazón le palpitaba con violencia, ardía su frente y sentía un extraño frío interno que la violencia del paso no alcanzaba á mitigar.
Ahora la idea era ésta: «Puesto que él no me quiere, yo no debo quererle á él». Y de tal manera se imprimió en su cerebro que ya no volvió á sentir vacilaciones. Su amor hizo crisis. Desde aquel punto quedó irrevocablemente tomada su resolución.
Palabra del Dia
Otros Mirando