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Actualizado: 18 de julio de 2025


Don Roque de la Riva, alcalde constitucional de Sarrió, a quien hemos tenido el honor de comparar, cuando por primera vez le vimos en el teatro, a un cortesano de Luis XV, o a un cochero de casa grande, no se distinguía por la pureza de la dicción; antes era ésta tan atropellada y confusa, que al interlocutor le costaba gran trabajo entenderle.

Dupont fue a instalarse en su despacho y acudió presuroso don Ramón, el encargado de la publicidad, con un lío de papeles que presentó a su jefe, acompañándolo con una sonrisa de cortesano viejo.

El éxito alcanzado por «Cyrano» no tiene precedentes en la historia del teatro. A su autor, que asistió al estreno y aun tomó parte en la representación disfrazado de cortesano de Luis XIII y como comparsa, la crítica le ensalzó, y diputándole inmortal, buscóle un puesto de honor entre los dioses del arte.

Al escuchar su voz, volvió a sentir el joven cortesano el mismo estremecimiento amoroso que le había acometido algunos minutos antes en el castañar. Una emoción deliciosa, una esperanza tentadora de placer sacudió su cuerpo de los pies a la cabeza, arrollando y confundiendo como ola poderosa todos los restantes sentimientos. No quedó más que un deseo.

Por eso guardo mi modesta ofrenda Que es la silvestre y solitaria flor, Que á tu corona, de las gracias prenda, Dar no puede fragancia ni esplendor. Yo que no tengo cortesano genio Nada quiero decir ante tu altar, Cuando otros mil las flores de su ingenio Á tus plantas vendrán á derramar.

- sufre, a lo que yo creo -respondió la princesa-; y también que no será menester mandárselo al señor mi escudero, que él es tan cortés y tan cortesano que no consentirá que una persona eclesiástica vaya a pie, pudiendo ir a caballo. -Así es -respondió el barbero. Y, apeándose en un punto, convidó al cura con la silla, y él la tomó sin hacerse mucho de rogar.

Va con ellos don Francisco de Mendoza, gentilhombre cortesano, favorecido de todos y diestro en entrambas sillas de la espada blanca y negra . ¿Qué tropa es esta que viene agora a caballo? preguntó la Rufina. Allí vienen el Conde de Molina y don Antonio Mesía de Tobar su hermano, siendo crédito recíprocamente el uno del otro.

Cuentan los testigos presenciales de la anterior manifestación Pipaónica, que las ilustres personas a quienes el cortesano se dirigía no le dieron todo el crédito a que por sus honrados antecedentes era acreedor D. Juan. Mas, ¿por qué no hemos de admitir una versión que tanto honra al bueno de Bragas?

Es claro como la luz del mediodía que en el momento de declararse la desnivelación, el hábil cortesano se lanzaría con entusiasmo férvido a las filas del partido mayor y más poderoso.

Luego la corte toda de camino, y entre ella el de Cuenca y el de Jaen echando bendiciones; y á cabo de rato. porque la gente era mucha, llegó Ruy Gomez, y á su lado izquierdo el prior D. Antonio. Luego el de Moudejar y marqués de Aguilar. Despues el nuevo cortesano, en medio del de Nájera que venia al lado izquierdo, y el de Feria con su guarda que venia al derecho.

Palabra del Dia

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