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Actualizado: 18 de junio de 2025


Había sido siempre tan poquita cosa, que donde le ponían allí se estaba. Voluntad propia, no la tuvo jamás. En ningún tiempo fue preciso ponerle la mano encima, porque un fruncimiento de cejas bastaba para traerle a la obediencia. ¿Qué había pasado en aquel cordero para convertirle en algo así como un leoncillo? La mente de doña Lupe no podía descifrar misterio tan grande.

El entregar al hombre á merced del solo sentimiento, es arrojar un navio sin piloto en medio de las olas. Esto equivale á proclamar la infalibilidad de las pasiones, á decir: "obra siempre por instinto, obedeciendo ciegamente á todos los movimientos de tu corazon;" esto equivale á despojar al hombre de su entendimiento, de su libre albedrío, á convertirle en simple instrumento de su sensibilidad.

Desde que este caballero evocó el recuerdo de Gibraltar, traidoramente ocupado para convertirle en almacén de contrabando, vinieron a mi mente estas ideas, y concluyo modificando mi primera opinión respecto al desembarco de los ingleses en Cádiz. Señor oficial, opino como usted: que se queden en los barcos.

Las tales buenas fortunas dan testimonio para ella del mérito del galán que tan amado ha sido; prestan mayor valor a que el galán se haya enamorado de ella, pues que la ha preferido entre muchas a quienes podía rendir o tenía ya rendidas; y hasta parece como que da a ella una misión alta y moralizadora y lisonjera, a saber: la de apartar a su amante, en virtud de superiores y más puros atractivos, de la senda algo extraviada que antes seguía, de darle la jubilación en su empleo de seductor y de travieso, y de convertirle en inofensivo, sosegado y juicioso padre de familia.

Al dejar a un hombre que la traicionaba, podía haber encontrado alguna justificación, y, además, éste no había de echarle en cara la instabilidad de aquella fe a que había querido convertirle: por otra parte, en el caso de que hubiera querido dirigirla algún reproche, ella habría sabido cómo contestarle, dadas las circunstancias.

Y por cierto que he de poner por obra un proyecto que tengo, que es convertirle poco a poco y hacerle leer libros santos en vez de patrañas de comedias. Algo he de conseguir, que él es dócil y usted me ayudará. También en esto imitaré a nuestra Doctora, que puso empeño en traer a mayor piedad a su buen padre, que ya tenía mucha...».

La libertad de albedrío y la necesidad, son propiedades que con respecto á una misma cosa, se excluyen tambien: luego el ser infinito no puede tener todas las propiedades, si no queremos convertirle en un conjunto de absurdos, á manera de los panteistas. La perfeccion parece consistir en ser una propiedad conducente al fin de la cosa.

Ana se propuso emplear su celo en ganar para Dios el alma de su don Víctor, «que venía también a ser su padre». La suavidad, la dulzura, la elocuencia, las caricias fueron los medios, lícitos todos, que empleó con arte de maestro. Quintanar tardó en conocer que su Anita, su querida Anita quería convertirle a la piedad verdadera.

En vano su hija le daba tormento doméstico para convertirle. Sólo conseguía hacerle llorar desesperado, como el infeliz rey Lear, o que montase en cólera y le arrojase a la cabeza algún trasto. Ella pasaba plaza de mártir, pero el mártir era él. Como don Santos había sospechado, Celestina no quiso darle , ni tila, ni nada; no había nada.

Amable, atento, obsequioso; y ya que mate, como los otros, lo hace siempre con cortesía. Varias señoras nos hemos empeñado en convertirle en el médico de moda. A me lo han recomendado mucho las de Zubizarrendo, las de Martínez Torrebaja, las de Pérez Campanilla y, sobre todo, la viuda de Esquilón, que ya sabes el empeño que pone en todas las cosas.

Palabra del Dia

rigoleto

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