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Actualizado: 25 de junio de 2025


Al hablar de Filipinas es imposible dejar de ocuparse de las órdenes monásticas: van tan íntimamente unidas con la historia y vicisitudes por que ha pasado el Archipiélago, que donde quiera se relate un suceso, donde quiera se evoque un recuerdo, donde quiera se contemple una obra, allí está la mano, la inteligencia ó la actividad del fraile.

Aumentaba mi júbilo el placer de estrenar un vestido como jamás había usado, y así que estuve ataviada, me contemplé largo rato en silenciosa admiración. Y en seguida me eché a brincar y saltar en un acceso de exuberante felicidad, y en un corredor, casi, casi, doy a mi tío contra el suelo. ¿A donde vas así, sobrina?

Lucerna es, sin duda, por su situacion y las campiñas primorosas que la rodean, una de las mas graciosas ciudades de Suiza, ó por lo ménos de las que demoran sobre márgenes lacustres. Asi, su conjunto ó aspecto general, sea que se le mire desde el lago, sea que se le contemple desde alguna eminencia, es admirablemente poético y risueño.

El hoyo no tenia medio hecho, Cuando la Liropeya con la espada Del mozo se ha herido por el pecho; De suerte que la media atravesada, Quedó diciendo: "haz tambien el lecho En que esté juntamente sepultada Con Yanduballo aquesta sin ventura, En una misma huesa y sepultura." Lo que el triste mancebo sentiria Contemple cada cual de amor herido.

La noche era espléndida y bastante templada; llevaba abierto el gabán y caminaba lentamente gozando con voluptuosidad de la temperatura, del cigarro y de la seguridad de ver pronto a mi familia. Al pasar por delante de la casa de la niña me detuve y la contemplé un instante casi con indiferencia.

, le venero; y el que quiera saber cuán poderoso es el genio artístico embelleciendo la historia social, un genio embelleciendo á otro genio, un siglo embelleciendo á otro siglo, la humanidad embelleciendo al hombre: el que quiera saber de qué modo una piedra halla el camino de nuestro corazon, que venga y contemple este arco.

Por eso el día que el padre de Magdalena nos presentó recíprocamente en casa de mi tía diciéndole que era yo el mejor amigo de su hija, recuerdo que al estrechar la mano del señor De Nièvres pensé lealmente: «¡Pues bien, si ella le ama, que le ame él también!» Y en seguida fui a sentarme al fondo del salón y los contemplé bien convencido de mi impotencia, más que nunca obligado a callar, sin irritación contra el hombre que nada me quitaba puesto que nada me habían dado, reivindicando el derecho de amar como inherente al derecho de vivir y diciéndome con desesperación: «¿Y yo

Yo doy por seguro que rara vez, ó que nunca se le ocurre á un alemán, por enamorado que esté, incurrir en rapto y secuestro tan perjudiciales á la estética y á las artes todas, antes bien se engríe de que la muchedumbre contemple y admire desde lejos lo que él más de cerca y con mayor intimidad acaso contempla y admira.

Mientras Sa-Tó, sentado en el hueco de una almena, bostezaba en un desahogo de «cicerone» fastidiado, yo, fumando, contemplé largo rato, a mis pies, la vasta y sagrada Pekín. Es como una formidable ciudad de la Biblia, Babel o Nínive, que el profeta Jonás tardó tres días en atravesar.

Y al día siguiente emprendí el viaje de vuelta a mi casa. ¡Con cuánta alegría contemplé mi hermoso castillo de la Roche-Bernard, los seculares árboles de mi parque y el hermoso sol de mi país! En él me esperaban mis vasallos, mis hermanas, mi madre... y la felicidad, porque ocho días después celebrábase mi matrimonio con mi prima Enriqueta.

Palabra del Dia

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