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Actualizado: 25 de junio de 2025
Pepe, que prefería hablar sólo de su amor, o que se había propuesto callar interioridades de su casa, contestó negando, y Paz acabó por decirle: Si crees que es mera curiosidad, no despliegues los labios; pero conste: quedo en libertad para averiguarlo. Averigua lo que se te antoje, pero quiéreme mucho. La entrada de don Luis cortó el diálogo.
Para nada quiero el dinero de esa gente, ni me hace maldita falta: lo que yo quiero es que conste... Sí, señora doña Bárbara, es usted mi suegra por encima de la cabeza de Cristo Nuestro Padre, y usted salte por donde quiera, pero soy la mamá de su nieto, de su único nieto».
La bofetada que he dado a «ésos» no asistiendo al coro por no rozarme con ellos me ha puesto de un humor magnífico. Para que conste mejor mi intención, he venido a verte. Quiero que sepan que estoy bien, que lo de la enfermedad no es cierto.
Y para que así conste á S. E. el Duque mi señor en cumplimiento de su citada orden habiendo tenido presente las memorias antiguas que le acompañaban y se devuelven por esta Contaduría la firmamos en Sevilla á 2 de Agosto de 1751. D. Nicolas Ortiz de Escobar. D. Antonio Ruiz de Rebolledo .
Al ver que Andresito les miraba, hiciéronle amistosas señas como si le conociesen de toda su vida. ¡Vaya una gente francota...! ¿Que si aceptaba una copita? No señor, muchas gracias; no tenía la costumbre de beber.... Bueno; pues eso se perdía; conste que ellos la ofrecían de buena voluntad, al verle tan triste. ¡Buena suerte y que saliese pronto de cuidado!
Y conste, por último, que la fidelidad de Novillo era absoluta; nadie le conocía otros galanteos, ni siquiera claudicaciones de amor mercenario, en una capital de provincia donde todo se sabe.
Real Convento de Madre de Dios desde las tres y media hasta cerca de la oracion, que se acauo la dha. procesion, y por auer passado asi, a mi el presente escribano me lo pidio por testimonio la parte del dho convento, y para que conste donde conuenga doy el presente en Seuilla a Treze de Julio de 1698.
Aplíquese el cuento y conste que si la guerra civil cubana, cuya terminación fervorosamente deseamos, hubiese de terminar aplaudiendo nosotros muchos versos de por allí, un involuntario é indomable espíritu crítico nos forzaría á exclamar: que nos vuelvan al calabozo; que siga la guerra; signa canant, suenen las trompetas, como dijo Augusto á Fulvia cuando le amenazó con la guerra civil, si amorosamente no se le rendía.
Pues conste que, si la reconciliación no se efectúa, tú tienes la culpa; que tu mujer ha cedido cuanto es posible ceder, y tú..., tú mismo, por una obcecación bien sospechosa, destruyes todo lo hecho. Destruyo lo que tú o ese bendito Cifuentes habéis urdido; pero yo me entenderé con Elvira... Es que Elvira no vendrá a Biarritz. Pues iré yo a buscarla. ¿A que no vas?
Conste, por consiguiente, que no me alucino al encomiar á Clarita. ¿Y no provendrá la alucinación, dijo Doña Blanca, de la cándida y espontánea propensión de Clarita á hacerse agradable? Sin duda que provendrá; pero esa misma propensión, siendo espontánea y cándida, prueba la bondad de alma de quien la tiene.
Palabra del Dia
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