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Actualizado: 7 de julio de 2025
Parece ser que el tahonero era de una parroquia dedicada de mucho tiempo atrás a Nuestra Señora, a la que los provenzales conocen por el piadoso nombre de la Buena Madre y que lleva en brazos al Niño Jesús; el yerno, por el contrario, cantaba ante el facistol de una iglesia recién construida y consagrada a la Inmaculada Concepción, esa hermosa imagen risueña que se representa con los brazos colgantes y despidiendo rayos de luz las manos.
Obediente, sumisa a la voz de sus padres, jamás se oponía a sus mandatos, como suelen hacerlo las señoritas de las clases elevadas, que gustan de ser caprichosas y se complacen en ser mimadas por los suyos. La vida de Gabriela estaba consagrada a sus padres. Obsequiarlos, tenerlos alegres y contentos era su único deseo, y de seguro que nunca dejó de agradarlos.
Es medianamente alto, delgado, de ojos pequeños e inquietos, y un poco desgalichado: su rostro ofrece el sello de meditación y tristeza que comunica una vida consagrada casi por entero al estudio de los arduos problemas de la Filosofía.
«Esta simpatía irresistible es más fuerte que yo. Prohíbame usted venir, y verá cómo se extingue una vida consagrada en otro tiempo a la familia, y siempre al servicio del país...; hará usted el mayor daño que se puede hacer a un hombre... sin provecho de nadie...».
Chaucer's works, pág. 111. I, pág. 636, en donde dice que inito certamine tanta cæde Franci mulctati sunt, ut a mimis declamaretur, ubi tantus ille infernus esset, qui tantam multitudinem cæsorum capere posset. Sabido es que muchos arqueólogos han sostenido la opinión de que la fiesta de Navidad provino de la Brumal romana de 24 y 25 de diciembre, ó de la consagrada al sol.
Es el álbum un ara consagrada Al candor, la virtud y la belleza, Donde ella, reclinando su cabeza, Melancólica piensa en lo que fué: Allí llega el poeta y el artista Para quemar su incienso á la hermosura, Para ofrecerla alguna rosa pura Que ella en su seno secará tal vez.
Después se volvió a sentar, y requiriendo la benéfica pluma, entonces consagrada a la humanidad doliente, siguió su trabajo.
Sólo yo podía sentarme en él sin profanarle, y sólo yo me sentaba, ejercitando en ello un derecho a la vez que cumplía con un deber, en opinión de aquellos rústicos que me habían jurado, en el fondo de sus corazones, obediencia y lealtad, cuando mi tío, ya moribundo, «me alzó sobre el pavés» al borde de su lecho y delante de la Hostia consagrada. «El rey ha muerto. ¡Viva el rey!» Si es lícito usar ejemplos insignificantes en asuntos de gran monta, como alguien dijo en latín, no dejó de haber algo de ello en lo que me había pasado entonces a mí, y aún me estaba pasando en los días subsiguientes.
La marquesa, que no había dejado de mirar el rostro de su hija hasta que las lágrimas echaron un velo sobre sus ojos, volvió a rezar, y mientras pronunciaba una oración especialmente consagrada a las ánimas, pensaba así: «Dios te habrá perdonado, pobre alma querida, como te perdoné yo».
Pero añadió luego: Mas de mil años ha que estan las mugeres en posesion de quemarse vivas. ¿Quién se ha de atrever á mudar una lej consagrada pur el tiempo? ¿ni qué cosa hay mas respetable que un abuso antiguo? Mas antigua es todavía la razon, replicó Zadig; hablad vos con los caudillos de las tribus, miéntras yo voy á verme con la viuda moza.
Palabra del Dia
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