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ALCALDE. Mando, ; pero en acabando yo de hablar. Exponga Cleto Rejones su particular. CLETO. ¿Hablo? ALCALDE. ¡Bárbaro! ¿Pues no me oyes?... CLETO. De modo que como usté me dijo.... ALCALDE. ¿Cantas..., ó te condeno? CLETO. Pos canto y digo. Yo tengo, en primeramente, un güerto cerrado sobre y á paré seca.

¡Oh! exclamó Malespina . El Conde de Aranda, como usted sabe, condenó desde el principio esta funesta guerra con la República. ¡Cuánto hemos hablado de esta cuestión!... porque somos amigos desde la infancia. Cuando yo estuve en Aragón, pasamos siete meses juntos cazando en el Moncayo. Precisamente hice construir para él una escopeta singular...

Quiero yo significar con esto que si bien los juegos florales se han celebrado en Bilbao, en Salamanca, en Almería, en Cádiz, en Calatayud, en Zaragoza y en Orense, todos los mantenedores, cuál más, cuál menos, se han ido por los cerros de Úbeda. No condeno yo semejante aberración. Me limito a declarar que existe.

8 Y volviéndose a inclinar hacia abajo, escribía en tierra. 10 Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado? 11 Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. 13 Entonces los fariseos le dijeron: de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero.

No era de los que sufren que se les engañe; éste es un defecto que siempre ha tenido. Volvió a bordo y juró por lo más sagrado que bombardearía la ciudad, si los asesinos no eran castigados. El mandarín, temblando como una hoja, hizo acto de sumisión y condenó a los jueces a ser aserrados vivos. Mi marido no tuvo ninguna objeción que hacer.

Medio siglo después me acordé de D. José María Malespina, y dije: «Parece mentira que las extravagancias ideadas por un loco o un embustero lleguen a ser realidades maravillosas con el transcurso del tiempo». Desde que observé esta coincidencia, no condeno en absoluto ninguna utopía, y todos los mentirosos me parecen hombres de genio.

En la misma noche el consejo de guerra, presidido por aquélla, condenó al reo nombrado Miguel Rivera a seis años de presidio con retención, que debían purgarse en un edificio grande, feo y sucio, sito en la calle del Desengaño donde se leía con caracteres borrosos este rótulo: Colegio de 1.ª y 2.ª enseñanza bajo la advocación de Nuestra Señora de la Merced.

Sospecho que mamá se consuela con el general. No la condeno. Sea en buen hora. Es libre: bien puede hacer lo que le agrade sin ofender a Dios. Lo que a me ofende es la falta de confianza en ; que mamá me engañe sin necesidad.

Este, pues, sacado del monte donde vivía como bruto por el infatigable celo del P. Lucas Caballero, apenas había puesto el pie en la reducción de San Joseph, cuando cayó enfermo; é imaginando que aquellos dolores eran otros lamentos y súplicas de su alma, hambrienta de los placeres y deleites pasados, se condenó á mismo de demasiado ligero, y poco á poco se volvió á sus pensamientos antiguos, y en sus deseos se volvió infiel en su corazón, ó por mejor decir, bestia.

No por esto condeno todas las reglas; pero sostengo que deben darse con mas parsimonia, con ménos pretensiones filosóficas, y sobre todo de una manera sencilla, práctica: al lado de la regla el ejemplo. Un niño pronuncia mal ciertas palabras; para corregirle ¿qué hacen sus padres ó maestros?