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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Ahora el catolicismo ya no era más que una palabra: la verdadera religión era el jesuitismo. El Papa que bendice seguía en el Vaticano; pero el Papa que decreta y disciplina las conciencias, era el General, oculto en el Jesu de Roma. Esto á en nada me interesa acabó diciendo Aresti. Yo vivo fuera del gremio, y lo mismo me importa que lo dirija este que el otro.

Muchas veces vemos que la flor más brillante, es la que oculta con sus frescos tallos á la serpiente más venenosa. Si su conciencia es como su cintura, casi me atrevo á presagiar que verá el reino de los cielos; aunque se ven frecuentemente cinturas muy estrechas con conciencias muy anchas. =Dia trigésimo cuarto=. La columna de Vendome. El balcon de la fonda. Dicho del general Welington.

Solamente se encuentran en el orden moral. Hay todavía conciencias que no se compran, lealtades que no tienen precio y virtudes que desafían toda subasta; digámoslo en honor de la humanidad. Para todo lo demás, golpee usted de cierto modo su bolsillo y tendrá cuanto le plazca.

Martí, sin el grande amor por su patria, hubiera sido en México, como en cualquier otro país, conductor de conciencias.

La redención de los humildes hemos de hacerla los que nacimos con ímpetu de señores cuando se haga la luz en nuestras conciencias. ¡En la mía se hace esa luz de tempestad!

ELECTRA. Deje usted que aligere mi corazón. Pesan horriblemente sobre él las conciencias ajenas. ELECTRA, PANTOJA; EVARISTA por el foro. EVARISTA. Amigo Pantoja, la Madre Bárbara de la Cruz espera a usted para despedirse y recibir las últimas órdenes. PANTOJA. ¡Ah! no me acordaba... Voy al momento. Vigile usted. Temamos las malas influencias. ELECTRA, EVARISTA, EL MARQU

Quizá lo que veía en los otros no era más que el reflejo de su propia imagen como nos sucede a todos los humanos. Para él no había hombre ni mujer incorruptibles. Un poco más caras o un poco más baratas las conciencias, todas estaban a la venta. En los últimos años el soborno llegó a ser en él una manía.

Bajó con esperanzas de encontrarla en la cocina, y al pasar ante la puerta del gran despacho próximo al archivo, donde se había instalado don Pedro desde el nacimiento de su hija, vio salir de allí a la moza, en descuidado traje y soñolienta. Las reglas psicológicas aplicables a las conciencias culpadas exigían que Sabel se turbase: quien se turbó fue Julián.

De esta enfermedad de la imaginacion deben tener noticia y procurar conocerla los directores espirituales de las almas, porque de ella nacen casi siempre las conciencias escrupulosas, corrompiendo poco á poco en ellas la imaginacion al juicio. Quando la enfermedad del celebro de tal suerte vicia la imaginacion que comunique el daño al juicio, se sigue la locura, ó bien melancólica, ó maniática.

La pudibunda timidez del padre Juan, el horror que le inspira la idea de turbar la paz de las conciencias y su amor al orden y al sosiego, no consienten que perciba ni que ponga en claro con toda nitidez el vago y maravilloso concepto de Dios, que ha surgido en su alma, que la arrebata en el éxtasis y que la enamora sobrenatural y ultramundanamente.

Palabra del Dia

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